No porque el alcalde de Bucaramanga esté decidido, y lo está cumpliendo, de sacar de la ciudad a los venezolanos ingresados ilegalmente, escribo este artículo. Hacía días el tema de los inmigrantes ilegales me daba vueltas en el magín.
Siempre hay que mirar el subfondo de todo. Por ello me ha parecido muy sabio el mandato del código penal colombiano de proscribir la responsabilidad objetiva. Para los que son legos en el tema, les explico: el código contempla genéricamente que quien le dé muerte a otro soportará una pena de prisión de tantos años. Tenemos, entonces, que Juan el Malo mató a Pedro el Bueno. Que lo mató, lo mató, pero no por ello, sin más ni más, y porque a Juan le digan malo y a Pedro bueno, a Juan haya que imponerle la pena.
No. Porque es preciso ahondar en los hechos. Y de la investigación resulta que en el levantamiento del cadáver de Pedro se encontró que éste empuñaba un revólver con cartuchos usados, y varios testigos aseveran que Juan tuvo que hacer uso de su arma para repeler el ataque de Pedro. De modo que se da una causal de justificación del homicidio cual es la legítima defensa. Así las cosas, Juan no va a pagar ninguna condena. Aquí entra en juego el análisis subjetivo de un hecho aparentemente criminal.
Si aplicamos el criterio objetivo al movimiento mundial de migración, de mirarlo desde el punto de vista de la misericordia y la caridad cristiana – óptica del papa Francisco -, o de la solidaridad social que habla de auxiliar a los pueblos y personas desplazados por causas políticas o económicas, como lo presentan la Agenda 20-30, muchas ONGs, la ONU, UE, OEA, y partidos políticos, el punto de vista es sesgado. Son tan falsas esa caridad y misericordia como esa solidaridad. Veámoslo.
La hipocresía no logra ocultar que la migración es una bandera política. La izquierda la defiende y fomenta, y la derecha la rechaza pues le ve el maleficio.
Los más suspicaces captaron que las oleadas de inmigrantes ilegales saliendo de Venezuela hacia Colombia y otros países, y de Centro y Suramérica hacia Estados Unidos no eran -ni son -gratuitas y espontáneas, sino que hay manos y mentes ocultas detrás. No todo lo que brilla es oro. Las apariencias engañan.
Aunque no soy tan malicioso, a mí también me olió que algo oscuro se cocinaba en esos desplazamientos. No escapa a nadie que además de razones políticas y culturales se mueven igualmente negocios inmorales como la trata de personas. Y no se olvide la especulación por transportar a como dé lugar, como el caso de las barcazas que se asoman a las costas italianas colmadas de cupos superiores a su capacidad con el resultado del hundimiento y la muerte de centenares de pasajeros.
Ya también se reveló el plan de la izquierda de poner cerca de treinta millones de inmigrantes ilegales en Europa procedentes de Asia Central y África Occidental, principalmente de Marruecos, Rumanía, Turquía, la India, China, etc. De preferencia, incitan a la emigración ilegal de musulmanes con el fin de arrasar con la llamada civilización occidental o judeocristiana.
Consciente o inconscientemente, el alcalde de Bucaramanga no se está dejando manipular por los migracionistas.
orlandoclavijotorrado@yahoo.es
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