El 21 de diciembre del año que pasó, me citaron a la “Abadía” y entre reproches y recomendaciones, me insinuaron no titular columnas con anglicismos. Me había referido a nuestros “guachimanes” de los tiempos de la Colpet, que cuidaban el tubo del oleoducto de Tibú a Coveñas.
Una palabreja derivada de Watchman, el vigilante, el que cuida. Ese fin de año había titulado la columna Whistleblower, un tipo de vigilante que avisa y alerta con un pito, figura que Álvaro Gómez Hurtado traía para explicar lo que serían los veedores ciudadanos, una figura muy difundida en Norteamérica.
En la Abadía me defendí como pude y no logré convencerlos. Yo les argumenté que era un ejercicio simplemente académico, para que los estudiantes de Ciencia Política de la Seccional nuestra de Unilibre, estuvieran al día y al tanto de la terminología que se imponía en el mundo occidental y así fue. Donde fueron nunca fueron descrestados con esas terminologías, que lo diga mi vecino, el inquieto columnista doctor Luna Maldonado cuando resaltó ¡No News!
Eran los días del “Watergate scandl” (1970) y del Profesor Samuel Huntington que en Harvard puso de moda su tesis de la guerra de las civilizaciones, ¿lo recuerdan? Las grandes religiones inspiran a las nueve grandes culturas según su ubicación: la subsahariana, latinoamericana, sínica, hindú, budista, nipona, occidental, ortodoxa e islámica. Y los días de Fukuyama cuando sostenía en el sentido de Hegel, que el mundo se acercaba al fin de la historia y la democracia occidental se impondría. Nuestros egresados que fueron a Estudiar a al exterior nos lo reconocieron. No los descrestó nadie.
Hoy el término de Moda en el mundo político es LAWFARE (la guerra legal), que se utiliza desde 1975 en la academia australiana, para combatir la dictadura de los jueces con sus fallos políticos, auténticos golpes de estado y de opinión.
Además, es frecuente en nuestro continente. En Brasil apareció entre el Juez Sergio Moro y Lula da Silva y aquí, nuestros casos colombianos donde el ejecutivo toma prestados funcionarios de los órganos de control -Cúcuta- y luego los devuelve para que reintegrados, les absuelvan.
Situación grave que permite que la gente no crea en sus jueces.
Adenda: Al barrio Scalabrini de Cúcuta le arrebataron su ‘corazón’. Quince días llevan los residentes de Scalabrini sin poder ingresar al ‘Corazón de Barrio’.
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