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Los símbolos y las narrativas
Los símbolos han sido una de las principales formas de hacerlo a lo largo de la historia.
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Sábado, 20 de Julio de 2024

Hemos venido analizando los diversos componentes que acompañan los regímenes políticos que comienzan a socavar la democracia y que tergiversan las instituciones hasta alcanzar el totalitarismo.

Los resultados de estos sistemas son terribles en los ejemplos de la historia moderna, por eso Colombia debe estar alerta frente a la narrativa y la imposición de símbolos que terminan siendo objeto de veneración e ideología. Como humanos, necesitamos condensar ideas complejas en una forma en que puedan comunicarse fácilmente.

Los símbolos han sido una de las principales formas de hacerlo a lo largo de la historia. Debido a esto, el rol del artista en la política a lo largo de la historia ha sido en gran medida mediante la creación de estos símbolos. Esto me ha hecho pensar en cómo algunas de las ideas políticas complejas de hoy pueden condensarse en símbolos.

Por lo general un solo hombre idealiza este símbolo y trata de encarnarlo bajo la premisa del filósofo griego Platón: “Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre”.

Estas dudas me llegan después de terminar la lectura de un libro que llegó como regalo de alguien que desde fuera de la patria ve con preocupación lo que acá está pasando. Este texto se llama: “Marcelo Gullo Omodeo /Lo que América le debe a España /El legado español en el Nuevo Mundo”. Es una interesante recopilación de la contrarreforma de la leyenda negra contra España a la llegada del continente americano, como sostenía Juan Bautista Alberdi: “Entre el pasado y el presente hay una filiación tan estrecha que juzgar el pasado no es otra cosa que ocuparse del presente”. Y, además, como Alberdi también afirmaba:“La falsa historia es el origen de la falsa política”, que determina la narrativa de manipulación en la búsqueda del poder”.

Entre el pasado y el presente hay una filiación tan estrecha que juzgar el pasado no es otra cosa que ocuparse del presente. Si así no fuera, la historia no tendría interés ni objeto. Falsificado el sentido de la historia y pervertido por el hecho toda la política. La falsa historia es el origen de la falsa política.

Alexander Solzhenitsyn afirma que: “Sabemos que nos mienten. Ellos saben que mienten. Ellos saben que sabemos que nos mienten. Sabemos que ellos saben que sabemos que nos mienten. Y, sin embargo, siguen mintiendo, sin descaro alguno”.

Las naciones que no saben de dónde vienen no saben a dónde deben ir. Mejor dicho: hay otros, los que les han falsificado la historia, que dicen dónde tienen que ir, pero siempre será siguiendo al mesías político rumbo a la hecatombe.

Los ejemplos más evidentes de distintas formas que llegan a mi recuerdo, por ejemplo, fueron cuando exhumaron los restos del Libertador Simón Bolívar para determinar la causa de muerte por envenenamiento, al igual que utilizar avances tecnológicos para indagar cuál era su verdadero rostro. Por otro lado, seguir insistiendo en la búsqueda del poeta Lorca; la sotana del padre Camilo Torres, recién descubierta científicamente con su ADN, 60 años después;y la idea de Hitler de recuperar los países y tierras que pertenecían al gran imperio alemán que promovió la segunda guerra mundial.

Por esto es por lo que, cuando a la vista aparece un símbolo, nos lo quieren entronizar y darlo como verdad absoluta. Lo que sigue después es trágico. Y con la poca capacidad de lectura de los gobernados se puede manipular al antojo del tirano.

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