La reciente historia económica de Cúcuta puede asemejarse a la de Pereira en algunos aspectos, como que allá el declive del negocio cafetero, así como entre nosotros el del comercio fronterizo, golpeó el principal sector de ambas economías regionales.
Aunque la integración de Risaralda a los mercados nacionales es mucho mayor que la nuestra por cuenta de la geografía y la infraestructura, desde los primeros años de la década pasada la dirigencia pereirana hablaba con insistencia de la pérdida de competitividad de su región; de la desindustrialización, del crecimiento negativo de la economía risaraldense respecto del promedio nacional y del incremento de la pobreza.
De los esfuerzos por lograr la recuperación económica de Pereira resultaron dos propuestas iguales a las que se han sugerido para el caso cucuteño. El ecoturismo y el desarrollo de las capacidades locales para producir software y servicios asociados a las tecnologías de la información y la comunicación.
En lo que respecta al ecoturismo se han obtenido resultados importantes que son conocidos en todo el país. Las primicias de la segunda apuesta, más ambiciosa, de mayor riesgo y de largo plazo, está poco a poco conociéndose.
Las claves para recuperar nuestra economía son más o menos las mismas que progresivamente comienzan a mostrar resultados allá.
Llevamos un buen tiempo hablando de desarrollo ecoturístico y al respecto hay proyectos en etapa de formulación en varias entidades públicas como el Área Metropolitana y la Gobernación, que con un poco más de voluntad en la alcaldía entrante seguramente comenzarán a das sus primeros y definitivos pasos.
La apuesta por desarrollar capacidades tecnológicas que nos permitan comercializar el talento de nuestros jóvenes ingenieros electrónicos, de sistemas y de telecomunicaciones, como los que se forman desde hace varios años en las universidades cucuteñas, es un asunto del que se está comenzando a hablar pero sobre el que hemos avanzado muy poco, salvo algunos esfuerzos aislados de entidades como Proempresas y algunas universidades, pero que distan mucho de hacer parte de una estrategia de desarrollo regional.
En una región como la nuestra con universidades, dos de ellas públicas, que han formado varias promociones de ingenieros en disciplinas directamente vinculadas con las TICs, con infraestructura institucional como la del SENA y el Centro Tecnológico de Cúcuta, con recursos de regalías disponibles para ese tipo de cometidos y que se desperdician precisamente porque no hay proyectos formulados; y sobre todo, con tan grandes problemas de competitividad por cuenta de la geografía y la infraestructura vial que nos aleja de los grandes mercados nacionales, es obvio que uno de los renglones económicos que deben promoverse es el de la prestación de servicios asociados a las TICs y el desarrollo de software.
El alcalde y el gobernador entrante deben promover una estrategia de emprendimiento dirigida a respaldar a jóvenes ingenieros electrónicos, de sistemas y de telecomunicaciones para que se conviertan poco a poco en empresarios que detonen procesos de desarrollo donde las carreteras y la distancia geográfica no sean la excusa perenne de su fracaso.
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