Las ciudades son conjuntos de poblaciones humanas que condensan las actividades y funciones económicas, administrativas, políticas, sociales, y las condiciones necesarias para la habitabilidad del medio urbano.
De acuerdo con su tamaño, densidad poblacional y composición socio-territorial, presentan un grado de complejidad y unas características que las hacen únicas, y las describen como espacios físico-construidos con interrelaciones, ajustes y desajustes, por lo cual es necesario que se realicen estudios rigurosos y permanentes que permitan su evaluación y la generación de herramientas e indicadores para el desarrollo y toma de decisiones, en cumplimiento de las funciones básicas de la ciudad y los criterios de sostenibilidad del territorio.
Los indicadores urbanos son una unidad de información que representa la realidad del territorio y permite su análisis, promoviendo oportunidades de mejora con respecto a los desequilibrios urbanos y el comportamiento territorial, en concordancia con lo establecido por los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Agenda Hábitat.
Esa información tiene un carácter específico, descriptivo y claro, que les permite la realización de mediciones o comparaciones territoriales entre diferentes escalas y componentes, por medio de datos estadísticos cuantificables (de medición) o cualificables (de percepción), que favorecen la identificación de fenómenos y problemas urbanos, así como el planteamiento de juicios de valor, a través de los cuales es posible determinar el estado del medio urbano.
Los indicadores de percepción miden la opinión de los habitantes con respecto a situaciones, eventos y fenómenos que afectan su cotidianidad de acuerdo a niveles de satisfacción (satisfecho, algo satisfecho, insatisfecho, muy insatisfecho), estableciendo un panorama general de los temas evaluados.
Existen acontecimientos que pueden generar desequilibrios de afectación elevada en la población, como la pandemia de la COVID-19 que hasta mediados de abril del 2021 registró 2’987.029 muertes a escala mundial, 67.199 fallecidos en Colombia y 1.860 en Cúcuta, según el Instituto Nacional de Salud.
Para el Banco Mundial, el coronavirus ha significado una desaceleración económica con repercusión a escala mundial, categorizada como la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, producto de la alteración de la oferta y la demanda interna, así como del comercio y las finanzas; factores que han incrementado las problemáticas sociales, elevando los índices de pobreza extrema.
Así está la percepción en Cúcuta
Para el estudio de la calidad de vida en las ciudades capitales de Colombia, durante la pandemia, la Red de Ciudades Cómo Vamos estableció un plan piloto denominado #MiVozMiCiudad que, en concordancia con los aspectos técnicos del DANE, ha abordado la percepción de la calidad de vida en tres momentos: julio-agosto 2020, noviembre 2020 y febrero 2021, evaluando temáticas asociadas al optimismo, la situación económica y pobreza, la salud y la educación, como temas relevantes dentro de la realidad de ciudades como Cúcuta.
Con relación a la temática de optimismo, pobreza y situación económica, para el 63,2% de las personas encuestadas las cosas en Cúcuta no van por buen camino, percepción negativa que se ve reflejada en los niveles socioeconómicos bajo (51,4%), medio (38,7%) y alto (29%), con una mayor incidencia en los adultos entre 36 y 45 años (71,1%), y las mujeres (64,5%).
A su vez, el 75,5% de los consultados perdió su empleo por causa de la pandemia, teniendo este indicador una mayor incidencia en las personas con un rango de edad entre 36 a 45 años (82,9%) y las mujeres (79,8%).
En Cúcuta, el 50,5% de las personas encuestadas se considera pobre, sobre todo las mayores de 56 años (55,4%) y el sexo femenino (54,6%). Lo anterior cobra relevancia al recordar que la percepción de pobreza tanto en el país como en la ciudad ha presentado un incremento durante el último año, ubicando a Cúcuta en el cuarto lugar, luego de Montería (56%), Quibdó (55%), Buenaventura, Cartagena y Barranquilla (53%).
Asimismo, el 66,3% de las personas manifestó que dentro del período de reactivación “aún no tiene empleo”, hecho que posiciona a la ciudad a nivel nacional en el segundo lugar, con un 66%, junto a Santa Marta, Quibdó e Ibagué, después de Buenaventura (71%).
En la temática de desarrollo urbano, movilidad y servicios públicos, la percepción de los encuestados alcanza un grado de satisfacción positivo, estableciendo como medios de transporte comúnmente utilizados el bus, buseta o colectivo (39%) y los desplazamientos a pie (22,9%), con un grado o un nivel de satisfacción positiva del 54,6%.
La percepción frente a la prestación de otros servicios también fue positiva: 57,1% para el servicio de energía eléctrica, 54,6% con respecto al servicio de acueducto, 55,8% en relación al servicio de gas domiciliario y finalmente 35,3% en referencia al servicio de internet.
Entre tanto, el estudio arrojó que el 79% de la población manifestó una percepción negativa con respecto a la seguridad en Cúcuta, durante la pandemia, así como una percepción de inseguridad del 74,1% en los barrios, hecho que conlleva a que la ciudad presente la percepción de seguridad en barrios más baja del país (14%), seguido por Buenaventura (15%), Bogotá (16%) y Quibdó (17%). Sumado a lo anterior, el 49,3% aseguró haber sido víctima de algún delito.
Este panorama resalta la importancia de adelantar estudios en las ciudades, al considerar que estos son herramientas para la planificación y la gestión de las mismas, ya que los indicadores permiten la identificación de la situación actual del territorio y de sus posibles escenarios futuros.
En Cúcuta, las consecuencias derivadas de la COVID-19 han repercutido considerablemente en la percepción de la calidad de vida de los habitantes, sobre todo en los aspectos relacionados con la seguridad, la economía y la pérdida de empleo, que arrojaron un grado de percepción muy negativa, representado en una valoración porcentual elevada que ha estado en alza durante el primer año de la pandemia.
Por ende, en aras de alcanzar una estabilidad urbana que supere estos tiempos convulsos, es necesario que los gobiernos locales reorienten sus apuestas de trabajo bajo la premisa de que tanto la seguridad, como la situación económica, la gobernanza y la confianza en la institucionalidad son aspectos vitales para el desarrollo de la ciudad y su sostenibilidad.
Redacción: Erika Tatiana Ayala García
Directora Grupo de investigación TAR_GET