La mirada y la voz de Melfides Gulloso Vásquez, de 40 años, reflejan una historia de dolor y de esperanza al mismo tiempo. Firmeza, un pasado marcado por la guerra y una proyección del futuro persisten en su mente, por donde también han transcurrido imágenes y vivencias desgarradoras.
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Recordar las amargas sensaciones que experimentó cuando vio pasar a varios de sus amigos atados de manos, sin camisa y descalzos, delante de un grupo de paramilitares que minutos después los asesinó, se convierte en un doloroso capítulo que intenta borrar de su vida.
Allí se inició una seguidilla de momentos de terror y de situaciones que llevaron a que su familia se convirtiera en víctima de la guerra que se ha desatado en el país durante más de seis décadas.
Fueron doce hermanos, la mitad de ellos, hombres. A medida que iban creciendo, el acecho de los grupos armados ilegales en Curumaní (Cesar), de donde es oriundo, empezó a tocar a la puerta de su familia.
El triste episodio de verse acorralado al igual que sus amigos, en el año 2000, hizo que tomara la decisión, en conjunto con cuatro de sus hermanos, de enfilarse en el Ejército, con la convicción de tomar el camino correcto y de no correr el riesgo de engruesar las filas de estos grupos ilegales.
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Sin embargo, esa decisión empezó a traer daños colaterales a su hogar, convirtiendo a su papá en un blanco de las órdenes de los líderes de los grupos armados que se paseaban sin inconvenientes y sin control de las autoridades en su pueblo natal.
Guerrilleros de las extintas Farc sentenciaron al papá de Melfides, por la incursión de sus cinco hijos al Ejército. Una alerta previa, de un integrante de este grupo ilegal, que en su infancia tuvo cariño por Gulloso y su familia, permitió que su papá se salvara de ser asesinado en su finca.
“Un día antes el amigo de la familia llamó a mi papá y le dijo que irían a buscarlo. Mi papá tomó una escopeta y se subió a lo más alto de un palo de mango y desde ahí vio cómo los guerrilleros entraron a la finca con el objetivo de matarlo, pero no lo encontraron. Después de eso tuvo que salir desplazado, algo a lo que se resistía”, recordó Gulloso.
Mientras que Melfides y sus cuatro hermanos le servían al país, cuidando a la comunidad de Arauca, Santa Marta y Bogotá, su papá estaba desprotegido, amenazado por la inclemencia de la guerrilla y obligado a perder su tierra y el ganado que había conseguido con el esfuerzo de toda su vida. Su mamá ya había fallecido.
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Los reproches del papá de Melfides no se hicieron esperar. Su familia de “desmoronó”, como él lo describe. “Mi viejo no aguantó la pena moral de haber perdido todo y murió”, aseguró Gulloso, mientras cubre su afro.
El renacer en la poesía
Las historias de dolor, abandono e impotencia empezaron a ser plasmadas en medio de inspiraciones literarias en la poesía, a través de los conocimientos que reforzó Melfides Gulloso con la fundación Artes Empíricas, liderada por Marta Mora, otra víctima del conflicto.
Con su propio esfuerzo, además de deudas que adquirió para cumplir su sueño, Gulloso escribió su primer libro de poesías titulado ‘El Mugir de mi Silencio’, que lanzó en la última Feria del Libro de Cúcuta.
Poesías con rima y prosa, labradas de la inspiración de una víctima de la guerra, de la que también fue parte, pero que siempre mantuvo la ilusión de tener un ‘puente’ de superación para dejar en el olvido la triste realidad que muchas personas atraviesan en este país.
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Desde hace 14 años Melfides se radicó en Cúcuta, adonde llegó a pasar uno de sus permisos al lado de una de sus hermanas.
Sin embargo, ahora no son las balas ni las amenazas ‘la piedra en el zapato’, sino la falta de apoyo del Estado y de las entidades creadas para brindar un apoyo absoluto a las víctimas del conflicto.
A pesar de que el escritor mostró su proyecto a varias entidades, no ha logrado ni siquiera el objetivo de que el Estado compre sus libros, que logró con la editorial Creser, y los done a los colegios, acompañados de conversatorios que permitan educar a jóvenes y niños sobre la paz, una de las metas que Melfides tiene.
“Uno se pregunta para qué están creadas estas entidades, si ni siquiera apoyan a una víctima como yo, que de mi esfuerzo hice mi libro y tan solo falta un granito de arena del Estado”, explicó Melfides.
Gulloso espera tener la oportunidad de concretar una cita con la ministra de Cultura y presentarle su proyecto literario, con el que pretende fortalecer los procesos de paz en las aulas de clase.
La fundación
Martha Lucía Mora, otra víctima de la violencia y directora de Artes Empíricas escribió Cáliz de mi sangre, su primera obra literaria, usando la metáfora, plasmando historias crueles que conoció de otras víctimas, cuando retornó de Venezuela, donde tuvo que refugiarse un tiempo.
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Esta obra se convirtió en la voz del conflicto en Norte de Santander y así empezó a hacerle pedagogía a la paz, de la mano con entidades del Estado, en diferentes partes del país.
La superación y las ganas de vivir que le dejó Cáliz de mi Sangre hizo que Mora tuviera la idea crear una composición literaria junto con otras víctimas del conflicto que quisieran aprender a escribir poesías, además de adquirir conocimientos de artes y danzas, a través de su fundación.
La convocatoria se inició en un medio de comunicación en Sardinata, en la que poco a poco empezaron a llegar los interesados.
Miguel Ángel Rodríguez se hizo cargo de enseñarles a las víctimas clases de artes escénicas, mientras que en las noches, Martha se dedicaba a las clases de poesía.
En ese momento nació la idea de crear Entre plumas y espadas, que tardó dos años para construirse, con las historias de 18 víctimas del conflicto en Norte de Santander, representadas con cinco poesías cada una. “Es un tejido histórico, sin nombres, sin fechas, a través de la metáfora, dando una semejanza entre la época de Simón Bolívar, con la situación que tuvieron que pasar las víctimas”, dijo Mora.
Melfides Gulloso hizo parte de este proceso y luego de fortalecer sus conocimientos como escritor pudo lanzar su libro.
Ahora, en la mente de este escritor está el proyecto de construir otra obra literaria en el que se pueda plasmar la vivencia de sus hermanos al pasar por el Ejército y ser un actor de la guerra que terminó destruyendo a su familia.
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