Este año no ha sido fácil para los distintitos sectores empresariales del país. La desaceleración económica, la inflación elevada y las altas tasas de interés han afectado también a la industria de la arcilla y el ladrillo de Norte de Santander, que este año registra una dura caída, dado también por el decrecimiento del sector vivienda.
La presidenta de la Asociación de Industriales de la Arcilla (Induarcilla), Johanna Navarro, indicó que la pandemia de COVID-19 activó al sector, teniendo en 2020 y 2021 un “gran crecimiento”, pero a partir de 2022 la dinámica de compras a nivel departamental y nacional disminuyó.
“La contracción del sector vivienda, principalmente de interés social (VIS), y de la construcción nos dio un alto. El hecho de que los constructores tuvieron que parar sus obras, nos limita a nosotros; no solo aquí, también en el resto del país, porque Norte de Santander vende mucho de sus productos en la costa. También la aparición de fábricas en esa zona mucho más tecnificadas genera una serie de variables”, informó Navarro.
La industria arcillera no solo provee ladrillos y bloques para la vivienda, también tejas, pisos, acabados, entre otros productos. La arquitecta destacó que el año pasado tuvieron una disminución en ventas del 20%; para marzo de este año esa cifra fue del 30% y a mitad de año alcanzaron una caída del 60%.
“Unas plantas tuvieron que parar, porque tener los patios llenos no es sano para la industria. Después de mitad de año empezó nuevamente a activarse el sector, lo que es normal por la época, porque las construcciones se disparan. Esto ha hecho que algunos industriales vayan retomando su dinámica, pero sí ha habido un impacto negativo importante en las fábricas, sobre todo en las pequeñas, en donde el alcance de ventas es menor”, aseguró la lideresa gremial.
Johanna Navarro manifestó que a pesar de las adversidades, la industria de la arcilla ha venido escuchando a los constructores, para evaluar qué pueden mejorar y qué más les pueden ofrecer. Por esto, han empezado a desarrollar talleres enfocados en los mamposteros, para que aprendan a emplear de mejor forma y más ágil sus productos, con el fin de que se vuelvan un “activo valioso para el constructor”.
“Si el constructor contrata a estos mamposteros, que aceleran la instalación de un muro, ahí va a haber rentabilidad y nos pone a competir con nuevos productos. Vale decir que los retos que enfrenta el sector logístico en el mundo, por las guerras de Ucrania e Israel, han hecho que los productos de afuera tarden en llegar. Esto ha generado que un mercado se acerque a nosotros, porque necesita soluciones ya, y se las tenemos”, puntualizó la presidenta de Induarcilla.
Navarro manifestó que el arcillero es un sector muy resiliente, que sabe superar las dificultades, y que unas 5.000 familias tienen empleo directo gracias a esta industria. A la organización hay asociadas 22 empresas, pero en la región operan unas 60.
El arquitecto Fidel Mendoza considera que Colombia encuentra en el ladrillo un aliado estratégico para impulsar el crecimiento económico, porque al ser un material de construcción ampliamente disponible, no solo destaca por sus propiedades estructurales, sino por su costo accesible.
“Esta accesibilidad se traduce en una reducción potencial de los costos de construcción, un factor crucial en un momento en el que la eficiencia financiera es más vital que nunca. Además de dar una imagen positiva y tradicional en nuestro contexto”, expresó.
El experto enumeró las ventajas claves del producto que se fabrica en el país.
-Abundancia: hay vastas reservas de arcilla, el principal componente del ladrillo.
-Costo accesible: la disponibilidad del ladrillo puede traducirse en reducción de los gastos en proyectos de construcción.
-Generación de empleo: la reactivación no sólo impulsará la construcción, también generará empleo en distintas etapas, desde la extracción de materiales.
-Dinamización económica: la preferencia por el ladrillo contribuirá a impulsar la cadena de suministro y estimulará diversas industrias relacionadas.
-Mano de obra: hay un gran conocimiento, cantidad y calidad en la mano de obra de este material.
El dato
Cifras de la Cámara de Comercio de Bogotá muestran que la industria del ladrillo genera más de 21.000 empleos directos y cerca de 8.000 indirectos.
La actividad está concentrada Cundinamarca (26%), Antioquia (15%), Norte de Santander (14%), Cauca (11%), Valle del Cauca (10%), Huila (7%), Cesar (4%) y Boyacá (4%).