Chitagá es más que cultivos de papa, durazno y otros frutales. En este municipio de Norte de Santander, a 2.350 metros de altura y cuya economía se mueve gracias al sector agropecuario, algunos le están apostando a un subsector en el que otras regiones tienen mucho camino: la floricultura.
El equipo periodístico de La Opinión llegó hasta el invernadero de Dikson Efrey Villamizar Buitrago, quien comenzó con su proyecto de 5.000 metros en 2016 sin saber nada de la floricultura, pero sí su socio de aquel momento y quien estaba al frente.
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“Yo trabaja en Cúcuta y con la pandemia, en 2020, me tocó venirme para acá y ahí fue en donde me di cuenta cómo funcionaba el cultivo y las utilidades que podía dejar. Vi que mi futuro estaba en Chitagá”, agregó.
Tras la disolución de la sociedad, se puso al frente de todo. Con su producción de gerberas, rosas, eucalipto baby y gipsofilia o velo de novia llega a Bucaramanga, Pamplona y Cúcuta. “Semanalmente, en promedio, este proyecto arroja 300 o 400 paquetes (24 unidades) de gipsofilia, 200 de gereberas y 50 paquetes de rosas”, precisó el agricultor.
Así, aporta al mercado más de 13.000 unidades de flores cada semana. Además tiene en otro sector un cultivo de 38.000 rosas. De cara al mes de las madres, mayo, Dikson Efrey Villamizar está preparado, incluso ya comenzó el corte de rosas y flores.
Villamizar reconoció que el cultivo de flores y follajes le da diversidad al renglón económico del municipio; la localidad es “un puntico” en el mercado nacional, porque “Bogotá es un monstruo” y “es la que pone el precio”.
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“Allá, se adelantaron los cultivos de mayo. Entonces, para no botar la flor la regalan -venden- a $3.000 o $4.000 el paquete, siendo de tipo exportación, porque los procesos son más tecnificados, lo cual nos afecta a nosotros”, añadió.
José Lorenzo Jaimes también es productor de rosas de diversos colores, quien se dio cuenta que la tierra era apta para el cultivo. Hace 4 años, cuando comenzó a sacar adelante el invernadero Las Marías, producía 10.000 plantas, ahora ya copó la capacidad con 50.0000.
“Enviamos rosas a Bucaramanga, Cúcuta, Saravena, Capitanejo, Málaga, Pamplona y Bucaramanga y a donde nos salgan compradores. Trabajamos directamente con las floristerías, no tenemos intermediarios, y esto es un punto a nuestro favor para poder competir en el mercado nacional”, destacó Jaimes.
Sostuvo que, pese a tener el precio, de $12.000 el paquete, en promedio, un poco más elevado, respecto al valor del agricultor de Bogotá ($5.000), Chitagá tiene la oportunidad de seguir creciendo en esta rama.
José Lorenzo Jaimes afirmó que en el marco del Día de la Madre, sus ventas crecen 100%.
Lo más difícil del cultivo
Los floricultores de Chitagá concordaron que lo más difícil dedicarse a esta actividad es el manejo de la planta, porque esta necesita el suministro adecuado de los agroquímicos para un PH ideal del suelo y de su conductividad eléctrica bajo cubierta.
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Como otros cultivos, este también tiene enemigos: plagas y enfermedades. “Lo insumos son cariñosos -caros-, pero se consiguen”, enfatizó José Lorenzo Jaimes.
Por otro lado, les toca enfrentarse a competidores fuertes, con alta participación en el subsector, como lo son, según datos del Ministerio de Agricultura, Cundinamarca (66% del mercado con rosas, claveles, alstroemerias, otros), Antioquia (33% del mercado con crisantemos, hortensias, otros) y Risaralda, Caldas, Quindío y Valle del Cauca (agrupan el 1% de la producción nacional con flores y follajes tropicales).
El acalde Yorman Suárez señaló a La Opinión que la floricultura significa mucho para el municipio, porque “es el único de la región que produce flores”
Por esto, entre sus planes de gobierno está bridar apoyo a los cultivadores, partiendo del levantamiento de una base de datos de este renglón y los demás rubros agropecuarios, para aterrizar las líneas de inversión.