Alguien recordó que en el mandato de Jairo Slebi Medina, quien fuera el segundo alcalde por elección popular en Cúcuta (1990- 1992), había dejado contemplado el proyecto de la Central Metropolitana de Transporte.

Pero el polvillo de tres décadas lo dejó sepultado, aunque también la falta de actuar pensando con visión de largo plazo y sin importar quien finalmente lo culminara, se quedó como una quimera, pese a que la región lo necesitaba, lo necesita y lo necesitará.

Vino después una notificación de la Contraloría Municipal que ha decidido ventilar qué ocurrió con el plan de construir una infraestructura de esa naturaleza en la vía que conduce a Puerto Santander y la cual quedó como un elefante blanco, con unas cuantas columnas y un cúmulo de problemas.

Confiemos que la intervención del organismo de control fiscal ponga en el centro del debate la consolidación de una obra de esa magnitud, tan importante para el desarrollo económico de la ciudad y que incluso aporta al ordenamiento urbanístico de la misma.

De lógica que hay que llevar hasta las últimas consecuencias todo lo sucedido con la fallida terminal proyectada hace más de una década, especialmente en materia de los recursos invertidos y las razones y situaciones que llevaron a su congelamiento definitivo en el tiempo.

¿No era el sitio ideal? ¿Por qué se llegó a esa cantidad de inconvenientes legales? ¿Ya se desenredó el entramado jurídico? ¿Cuánto dinero se perdió? ¿Habrá responsabilidades fiscales y penales?

Son preguntas válidas que exponen los usuarios de una Central de Transporte como la actual que ya hace tiempo cumplió su vida útil y que hoy se encuentra en un lugar inadecuado desde los puntos de vista técnico, de vialidad y de solución a las necesidades tanto del transporte de pasajeros como de carga, en el área binacional.

En atención a lo planteado por la Contraloría, es indispensable que la administración municipal recabe toda la información técnica, financiera jurídica sobre la denominada sociedad de economía mixta Terminal de Transportes de Pasajeros de San José de Cúcuta.

Eso es necesario hacerlo, puesto que de todas maneras fue la opción que más cerca estuvo de llegar a fructificarse. Por contexto y aclaración absoluta sobre lo ocurrido es indispensable que se haga este ejercicio del cual lógicamente saldrán resultados y enseñanzas para evitar incurrir en los mismos errores que condujeron a que al sitio seleccionado en aquel tiempo no llegue nadie y que las pocas obras que se alcanzar a hacer estén cubiertas por la maleza.

Para que este monumento a la improvisación acarree consecuencias, es indispensable que esto lo conozca la Contraloría General de la República en lo referente al registro de obras inconclusas y que el órgano de control territorial determine la posibilidad abrir un proceso de responsabilidad fiscal por los dineros invertidos por el municipio al entrar a participar en la mencionada sociedad.

En paralelo con las averiguaciones que emprenda la Contraloría sobre ese proyecto del pasado que quedó ahí sepultado, la Alcaldía procediera a emprender las acciones de factibilidad y prefactibilidad para la emprender el puerto seco multimodal binacional que contempla dentro de sus componentes, la tan necesaria y urgente central de transporte.

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