Si hubiese un sondeo o encuesta -que no son lo mismo- sobre lo que más preocupa a los cucuteños, seguramente el pésimo estado de las calles de la ciudad y la inseguridad aparecerán disputándose el primer lugar. Las condiciones de la malla vial, que como recordamos fue hasta tema de la pasada campaña electoral, sigue siendo eso, una cuestión de debate.
El deterioro que registra la carpeta asfáltica está volviendo una misión imposible transitar por muchas vías de la ciudad que ante la cantidad de huecos van camino a convertirse en trochas urbanas de difícil acceso.
Lo peor de todo es que este problema que ha envejecido mal tiende a empeorarse con la actual temporada de fuertes aguaceros porque ahora los conductores advierten que pareciera estarse dando una ‘cosecha’ de baches.
Terciando en esta discusión bueno es señalar que se trata de un hecho abasurdo que la avenida de Las Américas, donde tanto se demoraron los trabajos para mejorar el pavimento, ya estén apareciendo huecos. ¿Cómo así que no hace ni un año que se entregó y ya empezó a sufrir del mal de los baches? ¿Quién responde? ¿Qué pasó ahí?
Esperando que alguien dé explicaciones, se aclare lo sucedido en esta arteria tan importante y vayan y hagan el respectivo reparcheo para evitar que la cuantiosa inversión se ponga en riesgo, lo cierto es que otras avenidas de similar trascendencia también cruzan por un tortuoso camino desde hace mucho tiempo.
En la agenda de asuntos pendientes de urgente solución de la Secretaría de Infraestructura del Municipio, y por ende de la Alcaldía de Cúcuta, deben estar la Panamericana, Guaimaral y Camilo Daza que son rutas de transporte urbano y ejes viales esenciales para la movilidad de miles de personas por diferentes sectores de la capital de Norte de Santander.
Y ni hablar de la zona céntrica y de los barrios circundantes por los que a diario circula un importante porcentaje del parque automotor. Por el momento el olor a asfalto no se percibe y en cambio lo que se nota es que todos los días la situación de deterioro empeora, haciendo más complicado conducir.
El mismo hecho de esquivar y andar pendiente de no caer en uno de esos cráteres finalmente se convierte en un elemento que tiende a hacer más lenta la movilidad y a volverla también complicada y con mayor riesgo de generar choques y accidentes.
Pasó el año y hasta ahora los anunciados planes de reparcheo y pavimentación siguen siendo meros anuncios con fechas, pero que en la práctica no se ven. Los cucuteños reclaman celeridad puesto que entre más demoras la situación tiende a empeorar.
Es urgente que tan pronto cesen o amainen las lluvias comience un plan masivo de intervención de la malla vial que se desarrolle de manera progresiva con el fin de alcanzar la mayor cobertura de sectores y barrios.
La ciudad debe contar con un programa estratégico de pavimentación, reparcheo, mantenimiento vial y de tapahuecos, que tenga un fuerte brazo financiero al igual que una vigoroza estructura para proyectar y programar los trabajos dentro de los procedimientos contractuales vigentes, porque como están las cosas, ho Cúcuta ¡no aguanta un hueco más!
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