Un niño nacido en República Dominicana se convirtió en el habitante número 8.000 millones en el planeta Tierra, según el conteo que lleva la Organización de Naciones Unidas, mostrando que el crecimiento demográfico ha tenido un salto de 1.000 millones en el curso de 12 años.
En Colombia, el reloj poblacional indica que hasta el 15 de noviembre de 2022 ya somos 52’052.578 los pobladores de este rincón suramericano.
Ese mecanismo de monitoreo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas nos muestra que en el país la población femenina actual es de 26’451.219, equivalente al 50,8 por ciento, y la masculina a 25’601.342, o sea el 49,2 por ciento.
En el departamento, la población ajustada por cobertura del censo del DANE-2018, indica en total 1’491.689, discriminada en 944.938 en el área metropolitana y de 711.715 en Cúcuta, conservando la misma tendencia nacional de más mujeres (756.286), mientras que los hombres llegan en la región a 735.402 frente a ese conteo demográfico que requiere su actualización.
Otro par de cifras encontradas por el reloj de la ONU indican que en Colombia, al ritmo del aumento poblacional los nacimientos registrados este año llegan a 731.327.
Al hacer un análisis, la ONU dejó dos observaciones radicalmente opuestas. Una que señala el incremento de la esperanza de vida, gracias a los avances en la salud pública, la nutrición, la higiene personal y la medicina y por los niveles altos y sostenidos de fertilidad en algunas zonas.
Sin embargo, hay un semáforo en rojo que surge del segundo factor que deja la evaluación: los países con las tasas más altas de fertilidad suelen ser aquellos con las rentas per cápita más bajas.
Ahí es donde se hacen evidentes planes urgentes para luchar contra la desnutrición infantil y el hambre, desarrollar proyectos para la recuperación de la productividad en el campo, al igual que buscar formas para controlar o ralentizar lo que en el pasado se llamaba la explosión demográfica.
Naciones Unidas es del concepto que un crecimiento de la población más lento durante las próximas décadas ayudaría a mitigar una mayor acumulación de daños medioambientales durante la segunda mitad del siglo actual.
Igualmente, la ONU les hizo un fuerte reclamo a las potencias industrializadas por su responsabilidad en los problemas que afectan al planeta en materia de cambio climático. “Aunque el crecimiento demográfico amplifica el impacto ambiental del desarrollo económico, también los países donde el consumo de recursos materiales y las emisiones de gases de efecto invernadero por habitante son más altos son generalmente aquellos donde el ingreso per cápita es el más alto y no aquellos donde la población aumenta rápidamente”.
O sea que el mejoramiento de las condiciones para la habitabilidad en la Tierra, tienen que ver con los recursos naturales, los cuales estamos gastando a velocidades alarmantes. Por ejemplo, el 28 de julio de este año se consumieron los recursos naturales disponibles para 2022, significando que cuando termine este año el planeta cerrará con saldo en rojo, porque ese desbordamiento está llevando a utilizar el equivalente a 1,75 Tierra, como lo ha advertido el Fondo Mundial para la Naturaleza.
Por lo tanto, estos reportes se convierten en esenciales para la definición de las políticas locales y regionales, ajustándolas a las recomendaciones y planificándolas según las consideraciones que los organismos multilaterales y especializados plantean para evitar mayores problemas a futuro.
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