Y para terminar con el paseo publicitario de los años cuarenta, vamos a mostrar el despliegue que en este sentido había sido desarrollado por una gran empresa colombiana, hoy adquirida por uno de los gigantes mundiales del sector, y que por la normatividad mundial su divulgación a nivel propagandístico está vetado y prohibido; se trata de la Compañía Colombiana de Tabaco S.A., compañía que hizo parte, en su momento del conglomerado antioqueño, hoy denominado Grupo Empresarial Antioqueño.
Para esa época y desde muchos años atrás, la industria tabacalera venía en pleno ascenso, debido en parte a la gran arremetida publicitaria que le hacían los empresarios, tanto en Norteamérica como en Europa.
La Compañía Colombiana de Tabaco S.A. no reparaba en gastos a la hora mostrar sus productos como si fueran de verdad, beneficiosos y saludables. Su producto estrella era, por supuesto, el elaborado con los tabacos negros nacionales que de ninguna manera competían con los rubios empaquetados en los Estados Unidos y cuyas características se disputaban el favor de los fumadores americanos. Los tabacos rubios cultivados principalmente en el estado de Virginia en los Estados Unidos, se distinguían por su suavidad y tal vez, por su menor contenido de nicotina, sin que esto fuera un impedimento para disminuir la adicción. Es posible que la única diferencia entre los fumadores de Europa y los americanos era la variedad de la planta, pues mientras que los europeos preferían los cigarrillos elaborados con las fuertes hojas del tabaco negro, los americanos se inclinaban por el suave sabor del tabaco rubio.
Pero independientemente del gusto de los fumadores criollos, en Colombia no se cultivaba la variedad del tabaco rubio o si se hacía, por los años de mediados del siglo pasado, éste era exportado, algo de lo cual aún desconozco.
Pues bien, la Compañía Colombiana de Tabaco S.A. aunque fabricaba varias marcas de cigarrillos, la que más se destacaba y como decía anteriormente era su producto estrella, el Pielroja.
Avisos publicitarios eran publicados en todos los medios impresos de las principales ciudades del país en los que se invitaba a todos, léase bien, a todos a fumar.
Veamos algunos de ellos en espacios de casi un cuarto de página, en los que se leían mensajes promocionando el Pielroja, como los siguientes: “…¡Triunfa por sus propios méritos! Ya sea en los deportes o en las ciencias, en las artes o en cualquiera de las actividades humanas, el mérito se impone. La personalidad meritoria sobresale por su propio valer. También en el campo industrial, la calidad triunfa. Así vemos que Pielroja ocupa el primer puesto en la estimación de los fumadores”.
En otro de los anuncios se leía: “… ¡Da gusto fumarlos! El mayor placer que producen los cigarrillos de la Cía. Colombiana de Tabacos S.A. se debe al delicioso sabor natural de sus tabacos maduros, escogidos hoja a hoja”.
En otro aviso: “…¡Prefiero fumar bien! Fumar bien significa disfrutar del sabor delicioso de los tabacos maduros de selección, purificados y curados por los métodos propios de la Cía. Colombiana de Tabacos S.A.” y remataba el aviso con: ¡Valen porque dan mayor placer!
Durante las festividades de navidad y año nuevo, los avisos se reducían a desearle a su clientela sus buenos deseos como los siguientes: “…Pielroja Navidad, para hacer sus Pascuas más felices”.
Lo mismo se hacía para el Año Nuevo: “… Pielroja seguirá fiel a sus amigos en el Año Nuevo.”
Definitivamente la estrategia publicitaria del cigarrillo Pielroja era muy variada y enfocada a todos los públicos, sin embargo, puede argumentarse que no era machista a pesar que la mayoría de los fumadores eran hombres. Tal vez por eso mismo, todos los avisos fueron protagonizados por bellas mujeres, modelos que atraían la atención de los seres del sexo masculino. Era la diferencia con la propaganda de los cigarrillos americanos, de tabacos rubios suaves, cuyo destinario final era el “macho” vaquero norteamericano, símbolo del recio y varonil fumador gringo.
Desde un principio los avisos de los cigarrillos Pielroja no contenían mensajes sugestivos. A medida que el tiempo fue pasando y las exigencias fueron haciéndose cada vez más exigentes, la compañía se vio en la necesidad de añadir mensajes que ayudaran en su labor de convencimiento, por esta razón, los anuncios disminuyeron el tamaño de las fotografías del producto y se enfocaron en los mensajes igualmente cada día más atrayentes y seductores.
Presentamos algunos ejemplos: “…¡La importancia de saber vivir! Saben vivir quienes disfrutan de todo lo agradable que la vida ofrece. Así vemos cómo los hombres y mujeres que creen en la importancia de vivir lo mejor que sea posible y que se preocupan por darse gusto, hacen de PIELROJA su cigarrillo. Este les da a todos ese placer sin igual que producen los tabacos maduros más sabrosos de Colombia. ¡Pielroja naturalmente!”
En otro anuncio se les envía el mensaje a sus consumidores que todos los cigarrillos son idénticos y que no existe diferencia entre ellos. El aviso muestra dos cigarrillos iguales mirados bajo un lente de aumento en el que no se aprecia ninguna diferencia entre ambos y una leyenda que reza: “…¡Atractiva uniformidad! Parecen gemelos. En realidad son iguales. Atractivo y sabroso fue cada PIELROJA de ayer, en todo tan agradable como el PIELROJA que encendemos hoy. El grato recuerdo de su sabor perdura”.
Para finalizar, y en uno de las pocos anuncios interpretado por un hombre, se aprovechó la presencia del “as del tenis mundial”, Fred Perry, fumador empedernido, quien se prestó, por una no despreciable suma de dinero, a mostrar su gusto por el Pielroja colombiano con la siguiente declaración: “…Al agrado que hallé probando una taza del auténtico café suave, le debo agregar otra experiencia deliciosa e inolvidable: el sabor delicado y exquisito de un cigarrillo PIELROJA. Descubro ahora que el tabaco que ustedes producen puede rivalizar, por su calidad, con la merecida fama internacional del café colombiano”.
Aparece en la foto, con su raqueta en una mano, en la otra con un paquete de PIELROJA y el infaltable cigarrillo en la boca. Una escena impensable en la actualidad.
Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com
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