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Visita del presidente Rojas Pinilla
El presidente Rojas Pinilla estuvo en el hotel Tonchalá y luego se dirigió a la nueva planta de la Empresa Licorera de Norte de Santander.
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Sábado, 28 de Diciembre de 2024

En estas crónicas se han narrado las visitas que los presidentes, tanto de Colombia como de Venezuela, han realizado a la más importante ciudad de la frontera común, durante la primera mitad del siglo XX. 

Este relato viene a constituirse en la crónica de la recepción que se le prodigó al último presidente militar en ejercicio de la nación, pocos meses antes de la terminación obligada de su mandato.

La visita se desarrolló durante 3 días, del 23 al 26 de febrero de 1957, días declarados cívicos por decreto municipal. 

El presidente llegó a la ciudad en compañía de su esposa y de su hija María Eugenia Rojas de Moreno Díaz y los ministros de Gobierno, Relaciones Exteriores, Justicia, Educación Nacional, Fomento y Obras Públicas todos ellos acompañados de sus respectivas esposas. La comitiva incluía a los miembros principales del Directorio de Unión Conservadora, en cabeza del doctor Lucio Pabón Núñez. 

Además de la declaración de los días cívicos anteriormente mencionados, la alcaldía municipal expidió el decreto nombrando a los ilustres visitantes, Huéspedes de Honor y exigiendo que la bandera nacional fuese izada en los edificios públicos, casas de habitación y locales en general como símbolo de adhesión patriótica al Jefe de Estado. Desde el viernes 22, todas las actividades tanto públicas como privadas estuvieron paralizadas, dedicadas a los preparativos en espera de la visita programada para el sábado 23 a las diez de la mañana, cuando se esperaba que su avión aterrizara en el aeropuerto Cazadero.

La visita tenía dos motivos principales, entrevistarse con el presidente venezolano Marcos Pérez Jiménez e inaugurar una serie de cinco obras que en su mayoría fueron realizadas, según publicaciones de la época, “por el gobierno de la Fuerzas Armadas, que son jalones de prosperidad y progreso para la ciudad y el departamento”.

La entrevista de los presidentes, ambos militares de alta jerarquía, se llevó a cabo en el puente internacional; recordemos que en aquella época era de una sola vía, tal como vemos en la fotografía que acompaña este escrito. Señalada por el más estricto protocolo, así como por la efusiva cordialidad entre los dos mandatarios, se instaló una elegante plataforma cubierta en la banda derecha del puente, adornada con un magnífico retrato del Libertador Simón Bolívar con los escudos de Colombia y Venezuela a cada lado.

El presidente Rojas llegó a las 3:20 pm. acompañado de su esposa Carola Correa de Rojas, seguido del embajador de Venezuela en Colombia Carlos Felice Cardot, los ministros de Relaciones Exteriores, Gobierno y Obras Públicas, así como el gobernador del Departamento y sus altos mandos militares. Minutos más tarde hizo su aparición, del lado venezolano, el presidente Pérez Jiménez acompañado de su esposa Flor Chalbaud de Pérez, el embajador colombiano en Venezuela Mauricio Obregón, sus ministros de Relaciones Exteriores, Relaciones Interiores, Obras Públicas y el secretario de la presidencia, de sus altos mandos militares y del gobernador del Estado Táchira.

Después de estrecharse las manos y cumplir las ceremonias protocolarias de honores militares, los himnos y la izada de sus respectivas banderas, los presidentes estuvieron conversando por espacio de dos horas aproximadamente, luego de lo cual, ambos emprendieron regreso a sus lugares de origen. De esta primera reunión se acordó que los presidentes volverían a verse en la ciudad de Cali, en el mes de mayo con el propósito de entregar formalmente el bloque de apartamentos construido como una contribución de ese país para solucionar la crisis habitacional surgida en esa ciudad a raíz de la tragedia ocurrida en agosto del año anterior, cuando un convoy del ejército, cargado de dinamita, explotó en pleno centro de la ciudad.

El presidente Rojas Pinilla, prosiguió con el programa que se había trazado, dirigiéndose en primer lugar al hotel Tonchalá, primera parada en la que agradeció a la ciudad por la bella construcción que sería la insignia con la cual se iniciaría el camino del progreso del sector turístico, tan necesitado en esta zona de frontera.

De allí se dirigió a la nueva planta de la Empresa Licorera del Norte de Santander para inaugurar las modernas instalaciones, que habían sido adquiridas con aportes oficiales del departamento. Complementario a estos actos oficiales y extendiendo su felicitación al Batallón de Ingenieros del Ejército, recorrió la avenida realizada por esta unidad militar que comunicaba el barrio Colsag con el aeropuerto Cazadero y que en su inauguración decidieron asignarle el nombre de Avenida Rojas Pinilla, en agradecimiento por la gestión que tuvo para su realización. Adicionalmente y también como una contribución del Batallón de Ingenieros, el presidente General, dio por inaugurado el inicio de la construcción de la carretera al Catatumbo, que hasta el sol de hoy no se ha visto terminada.

Al día siguiente, el general Rojas, que también era piloto de helicópteros, hizo un sobrevuelo a la región para conocer más en detalles las condiciones en las que se encontraba y poder tomar algunas decisiones para mejorarlas.
De regreso al aeropuerto, acompañó a su hija María Eugenia, en ese momento directora de SENDAS, institución de la cual se escribió una crónica en estas mismas páginas, para inaugurar el Centro de Asistencia Materno Infantil, también con la ayuda e intervención del Batallón de Ingenieros del Ejército.

El presidente tuvo tiempo de viajar a la ciudad de Pamplona, donde fue homenajeado por las autoridades civiles y eclesiásticas, siendo el nuevo Arzobispo Bernardo Botero Álvarez, el encargado del discurso en las que agradeció por las obras realizadas y las que venían, diciéndole que sus obras “hablarían de su corazón”.

El martes 26 terminó oficialmente la visita presidencial, el jefe de Estado y su comitiva, luego de que una nutrida manifestación se agolpara en las instalaciones del aeropuerto para tributarle una cordial despedida, salió del aeropuerto Cazadero a las 8:00 de la mañana, rumbo a la capital del país.

Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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