Desde el 16 de enero, el Catatumbo se ha convertido en un escenario de guerra constante. La región ha sido golpeada por una serie de ataques armados, enfrentamientos, hostigamientos y atentados con explosivos, en medio de un conflicto que mantiene en vilo a la población.
La violencia se ha intensificado con ataques dirigidos contra la fuerza pública y con hechos que generan terror entre los habitantes de esta zona de Norte de Santander.
El 17 de febrero no fue la excepción. En menos de 24 horas, tres hechos violentos sacudieron los municipios de Teorama, Convención y Ocaña dejando como saldo un militar asesinado, varios heridos y un ambiente de zozobra que parece no tener fin.
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Estos sucesos reflejan la crisis de seguridad que enfrenta la región y evidencian cómo los actores armados continúan imponiendo su dominio con ataques sistemáticos.
El primer hecho ocurrió en la vereda Vijagual, en Teorama, donde tropas de la Fuerza de Despliegue Rápido N.º 3 del Ejército Nacional sostuvieron combates con integrantes del Ejército de Liberación Nacional (Eln). En medio del fuego cruzado, el soldado profesional Alfonso José Campo Moreno perdió la vida, mientras que otros dos militares resultaron heridos.
Los combates se prolongaron durante varios minutos y generaron una fuerte tensión en la zona.
Una vez finalizada la confrontación, se organizó la salida de los soldados heridos para ser trasladados a un centro asistencial, así como el cuerpo de la víctima mortal.
Horas después, sobre las 4:09 de la tarde, la estación de Policía del municipio de Convención fue blanco de un nuevo ataque.
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Desde la distancia, francotiradores y hombres armados con fusiles abrieron fuego contra las instalaciones policiales, en un hostigamiento que se prolongó por varios minutos.
Lo más alarmante de este atentado es que ocurrió en un momento en el que niños, niñas y adolescentes de una institución educativa participaban en un desfile.
El sonido de los disparos generó pánico entre los asistentes, quienes corrieron a buscar refugio en medio de la confusión. Padres de familia y docentes intentaron proteger a los menores mientras la Policía respondía al ataque.
En el intercambio de disparos, un uniformado de la Policía de Norte de Santander resultó herido. Se trató del subintendente Cristian Camilo Betancourt, quien fue auxiliado de inmediato por sus compañeros y trasladado al hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña, donde recibió atención médica.
A pesar del impacto del ataque, no se reportaron más víctimas entre la población civil.
Mientras en Teorama y Convención la violencia dejaba nuevas víctimas, en Ocaña la tensión aumentó con la aparición de un vehículo sospechoso.
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En la noche del 17 de febrero, un carro fue abandonado y atravesado en la vía que comunica al casco urbano con la vereda Filipote, en el sector de Parque 34.
Las autoridades sospecharon que el vehículo podía contener explosivos, por lo que se activaron los protocolos de seguridad.
El procedimiento de verificación se prolongó hasta el mediodía de ayer, ya que la incertidumbre creció cuando uno de los perros antiexplosivos marcó positivo y otro negativo.
Ante esta situación, los técnicos en explosivos trabajaron con extrema precaución para descartar cualquier amenaza.
Finalmente, tras varias horas de inspección, se determinó que el carro no tenía explosivos, pero en su interior se encontraron fusiles, lo que refuerza la hipótesis de que habría sido utilizado en actividades criminales.
Múltiples
Desde esa fecha, han sido múltiples los hechos de violencia que han sacudido a los municipios del Catatumbo. Se han registrado ataques con francotiradores, atentados con explosivos contra patrullas, hostigamientos a estaciones de Policía, enfrentamientos con el Ejército y ataques a la infraestructura del departamento.
La población civil es la más afectada en este contexto. Muchos habitantes han optado por desplazarse a zonas más seguras, mientras que otros deben vivir con la zozobra de no saber cuándo será el próximo ataque. El temor es evidente y la incertidumbre crece con cada nuevo hecho de violencia.
“Hacemos un llamado al respeto por el derecho internacional humanitario para que la población civil no se vea inmersa en el conflicto y queremos pedir el cese al fuego inmediato en todo el departamento de Norte de Santander”, enfatizó Luis Fernando Niño, consejero para la Paz del departamento.
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