En un apartado y desolado punto del árido desierto del Cerro de La Teta, en zona rural de Uribia, en La Guajira, unidades de la Dijín y el Ejército encontraron una enorme caleta con 1.146 kilos de cocaína.
La droga, que estaba en 40 bultos, cada uno con 25 panelas del alcaloide, fue hallada en un enorme hueco que abrieron y luego lo cubrieron con un plástico y tierra, tratando de disimular el terreno.
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Pero para llegar hasta esa caleta no fue nada sencillo para las autoridades, pues quienes alertaron de ese cargamento de cocaína fueron agentes del FBI que llevan una investigación contra una estructura narcotraficante.
“El cargamento estaba enterrado a 1.800 metros de distancia de un vetusto rancho, además, también se halló un arsenal de guerra”, contó un fuente judicial.
Las autoridades también encontraron 7 fusiles, igual número de pistolas, 31 proveedores, 15 radios de comunicación, 6 chalecos y 1.500 cartuchos de varios calibres.
¿Cómo llegaron a la droga?
Extraoficialmente se conoció que el FBI está adelantando una investigación contra un narco invisible y poco a poco fueron recopilando información que les indicaba dónde estaba ubicada la caleta.
Cuando las autoridades de Estados Unidos tuvieron el punto exacto, de inmediato se contactaron con un grupo especial de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) y coordinaron el operativo con el Ejército y la Fiscalía.
Salió del Catatumbo
Entre la información que tienen las autoridades, el cargamento, valorado en 29 millones de dólares, había sido transportado desde el Catatumbo a La Guajira.
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Todo les indicaría a los investigadores que el Clan del Golfo o las Autodefensas Unidas de Colombia (Agc) se encargaron del transporte y de encaletar la cocaína.
“Una particularidad que se vio fue que cada paquete estaba personalizado con un número consecutivo diferente, para que la organización criminal pudiera mantener el control en la traza del alijo”, señaló la Policía.
¿Para dónde iba?
Las autoridades también tendrían establecido que la ruta por donde saldría hacia el exterior la droga, sería por Venezuela hacia Puerto Rico o República Dominicana y de allí iría a Estados Unidos.
Esta es una de las rutas más comunes que tienen los narcotraficantes, pues usan lanchas rápidas para transportar los alijos de cocaína, para no ser detectados por las autoridades.
“Esta investigación hasta ahora comienza, y es el resultado de la confianza y el trabajo articulado con agencias federales de Estados Unidos, en este caso el FBI. Aquí -agregó- va a quedar al descubierto una organización criminal transnacional, liderada por un capo que dejará de ser invisible”, sostuvo el director general de la Policía Nacional, general William René Salamanca.
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