La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Judicial
En el barrio 28 de Febrero de Cúcuta, a prestamista le pagaron con muerte
Un hombre entró a su casa y le disparó en dos oportunidades
Authored by
Image
La opinión
La Opinión
Lunes, 20 de Enero de 2025

Bastaron dos disparos para acabar con la vida del prestamista Jaime Augusto Rodríguez Suárez, un hombre de unos 60 años, residente del barrio 28 de Febrero.

Todo ocurrió al interior de la humilde casa de tablas en la que vivía desde hace muchos años, en un sector denominado El Hueco, donde no hay acceso a ningún tipo de vehículo y solo se puede acceder atravesando unas empinadas escaleras.

Hasta allí llegó un pistolero, el cual entró a su casa y le disparó sin mediar palabra en las regiones del tórax y la oreja izquierda, dejándolo gravemente herido, para luego huir con rumbo desconocido.

Fueron los seres queridos de Jaime Rodríguez quienes lo trasladaron por su propia cuenta a la Unidad Básica Loma de Bolívar, lugar en el que falleció.

La hipótesis principal que rondaría tras el crimen de Jaime Augusto se basa en un posible ajuste de cuentas. Sin embargo, pareciera que la muerte de este hombre ya estuviese anunciada, por una serie de extraños sucesos que acontecieron meses e incluso años antes de la fatídica noche del sábado.


Lea: Los pillaron llevando coca en un carro en la vía que de Cúcuta conduce a Pamplona


 

De acuerdo con información suministrada por los vecinos, se supo que la víctima habría sufrido un atentado a mediados de 2016, y a finales de noviembre de 2024, “unas personas con aspectos de ‘coteros’ vinieron a buscar a su mujer, de nacionalidad venezolana, y como a las dos semanas ella se marchó de por aquí”, sostuvo uno de ellos.

Producto de esta situación el hombre y la mujer, antes de su separación, habrían de cerrar un pequeño negocio de pasteles que tenían en la transversal 17, antes de que ella se fuera del barrio.

Buen vecino y trabajador

Pese al funesto hecho que terminó con su vida, la comunidad del 28 de Febrero y en particular la de El Hueco, recuerdan a Jaime Augusto como un buen vecino, pues según dicen, “nunca se metía con nadie”.

Además de su trabajo como paga diario, el hombre arrendaba las piezas del primer piso de su casa para ganar algo más de dinero, mientras que él dormía en el segundo piso, y se conoció que había laborado descargando bultos en Cenabastos, a la par de dominar con destreza el oficio de albañil.


Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Temas del Día