“Es un amigo, un hermano. Me dijo desde el comienzo que esta era la oportunidad de consolidarme en Colombia y de demostrar que estaba hecho para jugar en cualquier parte y eso fue lo que hice. Fui capitán, lideré, fue alguien importante desde lo mental, de ayudarte a salir de los bajones y siempre hablándote con respeto”, subrayó el basquetbolista.
Hijo de migrantes
La historia del colombo-venezolano tiene un origen marcado por la migración. Sus padres Roberto Díaz y Ana Isabel Julio, buscando mejores oportunidades, salieron de la costa caribe colombiana y llegaron a Caracas y se asentaron en el barrio Petare.
Allí, en esta zona estigmatizada, Héctor empezó a practicar la disciplina con la que ha brillado en Colombia y lo convirtió en ejemplo.
“Estamos muy unidos por muchas cosas, colores de las banderas, el libertador Simón Bolívar, la gastronomía, siento que estamos muy unidos. Somos pueblos hermanos”, afirmó.
En referencia al trato recibido en la capital de Norte de Santander, a la que espera volver para afrontar la temporada 2025, Díaz resaltó la cordialidad del público.
“El público es muy respetuoso, iba a un restaurante y no me dejaban pagar. Me sentía como un cucuteño, aunque sin perder mis orígenes. Estoy muy agradecido con una ciudad que me recibió con los brazos abiertos”, expresó el jugador que anhela competir con Motilones en la Liga Sudamericana.
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