La pesadilla que vivieron cuatro niños del barrio Rudesindo Soto, en Cúcuta, la tarde del sábado 9 de noviembre, aún sigue causando gran conmoción entre la comunidad, que fue testigo de los gritos desesperantes, cuando un enjambre de abejas africanizadas los atacó, dejando a uno de ellos muerto.
La tristeza y la impotencia aún permanecen vigentes entre los familiares del pequeño, quienes hicieron todo a su alcance para encontrarlo tras caer a un precipicio, donde quedó atrapado al correr de los insectos.
La tragedia
El trágico accidente se reportó en la avenida 30 con calle 14, sobre la 1:30 de la tarde de ese sábado, cuando Eliu Alejandro Guevara, de 8 años, se encontraba jugando fútbol con un primo y sus amiguitos en este sector. Durante este tiempo, uno de ellos lanzó la pelota tan fuerte que salió disparada hacia un sector empinado en una zona boscosa.
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Cuando esto sucedió, los niños corrieron en busca del balón, cuando empezaron a descender por la colina, uno de ellos, al parecer, hizo rodar un palo pendiente abajo. El pedazo de madera golpeó un panal de abejas, provocando que se sintieran atacadas.
Fue en ese momento que los gritos de ayuda comenzaron a resonar por todos lados, alertando a la comunidad.
En la angustia por evitar ser picados tres de los niños corrieron hasta un platanal que había cerca, pero el pequeño Alejandro salió despavorido hacia la parte baja de la pendiente.
A causa del ataque, el menor de 8 años, nunca vio la caída que había cuesta abajo y terminó en el fondo.
Según las versiones de un familiar, el niño quedó enterrado entre el barro y habría intentado salir, pero entre las picaduras de las abejas y el miedo, no logró hacer nada para salvarse.
“Yo estaba trabajando cuando me avisaron que algo grave había pasado en la casa, cuando llegué había un montón de abejas por todos lados y no había rastro del niño, como puede me puse el casco de la moto y un protector. Lo encontré enterrado en el barro, a su alrededor habían rastros de sus manitas como si hubiese luchado por salir”, dijo un familiar.
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Pese a que el cuerpo de Bomberos arribó al lugar para encargarse de la situación, terminó siendo el tío del niño, quien lo extrajo del precipicio y lo trasladó al centro asistencial Simón Bolívar para ser auxiliado, pero el menor ya había fallecido.
Un niño feliz
Familiares y allegados de Eliu Guevara lo recuerdan como un niño inquieto y muy alegre que le sacaba una sonrisa a cualquiera.
Su mirada picara era una clara señal de que le gustaba hacer travesuras, lo que les desgarra aún más su corazón. La noticia de su muerte llegó de manera inesperada y dolorosa, sobre todo para su padre, quien, un día después del hecho cumplió años.
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