La subregión del Catatumbo atraviesa una de las crisis humanitarias más graves de los últimos años.

Los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y la disidencia de las Farc han dejado una cifra alarmante de víctimas mortales, que asciende a 80, según lo revelado por el Alto Consejero para la Paz y la Reconciliación de Norte de Santander, Luis Fernando Niño.

Sin embargo, las autoridades han informado que la gran mayoría de los cuerpos no han sido trasladados a las morgues de la región, lo que genera incertidumbre sobre su paradero.

El Instituto Nacional de Medicina Legal informó que ha recibido cadáveres provenientes del Catatumbo, como resultado de la intensificación del conflicto en la zona. De estos, 33 han sido identificados y 26 entregados a sus familias, pero el panorama es sombrío.

La infraestructura forense en la región está desbordada y no tiene la capacidad para atender la gran cantidad de víctimas que ha dejado esta violencia.

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Las morgues de Cúcuta y Ocaña, las más cercanas a la zona de los enfrentamientos, se encuentran saturadas y no cuentan con los recursos necesarios para gestionar la emergencia.

En Cúcuta, las instalaciones de Medicina Legal dejaron de funcionar hace muchos años, por lo que algunos de los muertos están siendo trasladados a lugares como la Funeraria Rincón, que solo tiene capacidad para realizar necropsias a 4 o 5 cadáveres, y el Cementerio Central, que tiene espacio para un máximo de 15 cuerpos. La amplia falta de infraestructura está agravando aún más la crisis.

El director del Instituto Departamental de Salud (IDS), Fernando Augusto Álvarez García, expresó que la situación en las morgues es insostenible y que ya se ha recurrido a la habilitación de otros espacios, pero aun así los cadáveres se acumulan.

“Siendo consecuentes con la situación que vive la región, se dispuso de las morgues con las que cuenta la red hospitalaria del departamento. Sin embargo, en Ocaña y Cúcuta se ha reportado colapso”, comentó Álvarez García.

El problema se agrava con el mal estado de los equipos forenses. En algunos hospitales, los cuartos fríos donde se almacenan los cuerpos están dañados desde hace varios años.

El secretario de Gobierno de Ocaña, Freddy Arengas Romero, denunció que las instalaciones del Instituto de Medicina Legal en su municipio no cuentan con cuartos fríos adecuados, lo que obliga a enviar los cuerpos a otras ciudades, como Cúcuta o Bucaramanga.

La identificación de los cuerpos también es un proceso lento y complicado. Según el Instituto de Medicina Legal, el proceso puede tardar hasta cinco días debido a la cantidad de cadáveres que deben ser identificados.

A pesar de los esfuerzos, la crisis ha afectado tanto a las autoridades como a los familiares de las víctimas, quienes aún esperan recuperar los cuerpos de sus seres queridos.

La situación ha sido denunciada como una grave falta de preparación para enfrentar las consecuencias de un conflicto armado que no da tregua en el Catatumbo.

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La guerra ha generado desplazamientos masivos de la población civil, lo que ha dificultado aún más las labores de identificación de las víctimas.

A la violencia y el sufrimiento de las familias, se suman las condiciones precarias de las morgues y la falta de recursos para atender la emergencia.

El impacto en la salud pública es evidente. La descomposición de los cuerpos que no han podido ser recibidos a tiempo genera riesgos de enfermedades y brotes infecciosos.

Ante esta situación, el director del Instituto Departamental de Salud hizo un llamado urgente a Medicina Legal para que implemente estrategias para enfrentar esta emergencia, como la habilitación de unidades móviles o contenedores refrigerados.

Mientras tanto, el conflicto armado sigue cobrando vidas y afectando a la población civil del Catatumbo.

La región se enfrenta a una crisis humanitaria de proporciones cada vez mayores, con miles de personas desplazadas y una infraestructura insuficiente para enfrentar la magnitud de la emergencia.

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