La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Región
Así está Tibú, una semana después del estallido de la guerra en el Catatumbo
Guerra en el Catatumbo deja estela de muerte y desplazamiento en Tibú.
Authored by
Image
laura serrano
Laura Serrano
Miércoles, 22 de Enero de 2025

Llegar a Tibú es atravesar un paisaje de verdes montañas y extensos cultivos. La tonalidad del color depende de la hoja de palma de cera, el cacao o los cultivos de coca, estos últimos han ido en aumento por tres años consecutivos, hasta el récord de 253.000 hectáreas en la última medición, todo esto a pesar de la erradicación del Gobierno nacional. Ya en el casco urbano, en cada casa se siente el peso de una historia marcada por el conflicto armado.

En este municipio, por culpa de los enfrentamientos de la guerrilla del Eln y la disidencia de las Farc, entre el 15 y 20 de enero de este 2025, las cifras de víctimas hasta ahora contabilizadas son estremecedoras.

El balance provisional señala que 27 personas fueron asesinadas, dos quedaron heridas, tres están desaparecidas y 26 fueron retenidas ilegalmente, pero el dato más alarmante son los 12.000 desplazados y confinados, en su mayoría habitantes de las zonas rurales, según cifras de la Alcaldía y la Personería de Tibú.


Lea además: Lo que debe saber sobre los cambios en las pensiones que trae el 2025 para Colombia


En Brisas del Catatumbo, el barrio del funerario más reconocido de ese pueblo, Miguel Ángel López, su esposa y su bebé de 11 meses, se quedaron esperándolo pero los asesinaron. Esa masacre fue el inicio de un baño de sangre que se resiste a desaparecer.

Cada esquina, cada mirada, parece contar una historia. Hay miedo en los ojos. Angustia y, sobretodo, incertidumbre.

Muchos pasan noches largas pensando en su porvenir y en lo que ahora les deparará. Otros se resisten a salir y prefieren quedarse.

Panorama en Tibú

La temperatura fuerte y la humedad, son la bienvenida a este pueblo tibuyano, conocido por ser la puerta de entrada al Catatumbo, nombre que significa la cuna del trueno. El camino desde el Cantón Militar, ubicado en la vereda La Cuatro, justo a la entrada y salida del municipio, está vigilado por un control militar. Los soldados, jóvenes y en alerta constante advierten que, aunque la carretera esté despejada, el peligro en la región nunca desaparece del todo.

Ya en el centro de Tibú, justo en el barrio Miraflores, dónde está la Alcaldía y a dos cuadras el colegio más importante de pueblo, el ambiente es tenso. La calle principal ya no suele estar en el bullicio que solía sumirse, ahora en los andenes esperan con maletas y bolsas quienes decidieron huir. En muchos de ellos, el silencio domina las conversaciones. Solo aseguran haberlo dejado todo por culpa los violentos.


Le puede interesar: En Colombia, solo 12 de cada 100 empresas facilitan la contratación de adultos mayores


Quienes se movilizan en motos instalaron en los espejos banderas blancas. “Estamos en guerra y una bandera es un mensaje que representa la postura de paz”, dijo un poblador, añadiendo que aunque al casco urbano no han llegado las balas, la situación en las veredas es la que atemoriza.

En algunas esquinas, los vendedores cuentan que la violencia ha reducido la llegada de compradores de otras zonas. “Aquí no se vende igual porque pocos se arriesgan y salen de sus casas. Pero nosotros seguimos, porque no podemos dejar esto abandonado y más si es nuestro sustento”, dice una comerciante de dulces que lleva toda su vida en el municipio.

En Tibú fueron instalados cinco albergues para las víctimas del desplazamiento forzado en la institución educativa Francisco José de Caldas, Club La Mechita, Seminario Menor, la Casa de la Cultura y el salón Papa Francisco.

Leonardo Meneses, tibuyano, líder juvenil y miembro de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), dice que su organización está desplegada por la región con el único propósito de que los actores armados oigan su llamado de un cese al fuego bilateral y respeten los mínimos del Derecho Internacional Humanitario.


Lea también: El panorama retador que enfrentan los empresarios de Norte de Santander en 2025


Pero la realidad para quienes han salido de la zona rural es cruel. Carmen María dejó la vereda Beltrania, llegó desde el viernes 17 de enero a Tibú junto a sus seis familiares, y se siente agobiada, aún no recibe la ayuda que esperaba, pues pasa el día en el Club La Mechita, donde les brindan comida pero al caer la noche debe irse por sus propios medios a dónde unos familiares para dormir, pues el colapso del lugar les impide quedarse.

Los que se resisten

Por otro lado, en Tibú hay quienes prefirieron no abandonar su tierra a pesar de las amenazas. “Yo he pensado en irme, pero, ¿a dónde? Esta es mi casa. Aquí nací, aquí crecieron mis hijos. Lo único que pido es que nos dejen trabajar en paz”, cuenta Evaristo, mientras sus manos, ásperas y fuertes, sostienen el manubrio de su moto.

El miedo no solo está en las palabras, sino en el silencio de quienes prefieren no hablar. Los líderes sociales de Tibú contaron que las amenazas y los asesinatos han paralizado a muchos.

“Aquí no se trata solo de sobrevivir, sino de resistir. Aunque el miedo está siempre presente, no podemos dejar que nos quiten la esperanza”, dijo una lideresa que trabaja con mujeres víctimas de la violencia.La mujer asegura que quienes se quedaron son la prueba viviente de que la paz es una necesidad urgente y por eso se niegan a rendirse.


Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion

Temas del Día