Un mes de zozobra, incertidumbre y dolor, ha tenido que atravesar la familia de Ana Valentina Vergel Guerrero, una ocañera, de 21 años, que fue secuestrada el pasado 14 de enero en el sur del Cesar.
La sensación de tristeza se percibe hasta en la voz de los familiares, quienes aseguran que el vacío es cada día más intenso.
El no saber sobre su paradero, no encontrar una esperanza de vida y desconocer el estado en el que está, se ha convertido en una “tortura” diaria para todos.
“Esto pasó de ser una preocupación a convertirse en una tristeza inimaginable, ella no está acostumbrada al campo, no sabemos en qué condiciones la puedan tener”, comentó Jimmy Rueda, tío de Valentina.
Sus familiares están desesperados por información que pueda dar con su paradero, pues hasta el momento, ningún grupo armado se atribuye el secuestro. Además, aseguran que han acudido a amistades, conocidos, autoridades, incluso, la han buscado ‘hasta debajo de las piedras’, pero no hay rastro de la joven.
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“Pensamos que era por extorsionarnos, sacarnos dinero, pero no hemos recibido ni siquiera una llamada. Ya no sabemos qué más hacer, no se imaginan los lugares a los que hemos ido, porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién más?”, dijo el familiar.
El día del secuestro
El pasado 14 de enero, cuando Ana Valentina se encontraba departiendo con sus amigas en un establecimiento comercial, ubicado en la vereda El Cimarrón, de Río de Oro, Cesar, llegaron hombres armados que se movilizaban en dos vehículos y una motocicleta.
Al verificar que se trataba de la joven, los pistoleros habrían obligado al grupo de amigas a subirse a los carros, sin embargo, la Policía fue alertada por la comunidad y se produjo un intercambio de disparos en la zona.
“Al presentarse el cruce de disparos, los delincuentes abandonaron uno de los vehículos con las tres jóvenes que acompañaban a Valentina. Ellas no sufrieron daños en su integridad física, pero no logramos rescatarla a ella”, relató el coronel Eduardo Chamorro, comandante de la Policía del Cesar.
Los hombres armados se llevaron a Vergel Guerrero con rumbo desconocido y no han enviado pruebas de supervivencia a la familia.
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Acabaron con una familia
La noticia fue devastadora para la familia Vergel Guerrero, la ‘niña de la casa’, a la que siempre han protegido, fue raptada por unos desconocidos.
“Entramos en un shock traumático al enterarnos, ha sido de las noticias más difíciles que hemos tenido que afrontar. Hemos pasado por muchas situaciones, pero de esta no nos hemos podido levantar”, afirmó el familiar.
Según los seres queridos de la joven, ‘Valechubi’, como le dicen cariñosamente, es una joven alegre, responsable, aplicada, sonriente. Es estudiante de psicología de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga y este mes (febrero) estaría iniciando sus prácticas profesionales.
“Es el orgullo de la familia, ella no tiene por qué estar pasando por esto. Ha sido un mes muy difícil y le pedimos a quienes la tengan, que la liberen pronto que aquí queremos abrazarla. Estamos destruidos”, concluyó el tío.
Una de las mayores preocupaciones de los parientes de la joven es que ella sufre de una enfermedad crónica y necesita su tratamiento de insulina.
Han afrontado tres secuestros
El secuestro de Ana Valentina es el tercero que ocurre dentro de su núcleo familiar. Porque ellos han tenido que enfrentar en dos ocasiones más, la incertidumbre y la zozobra de esta problemática que azota a esta región del país.
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En 2019, el padre de la universitaria estuvo secuestrado varias semanas y fue rescatado tras un exhaustivo operativo realizado por la Fuerza Aeroespacial (antes Fuerza Aérea) y el Gaula.
Seis años antes, en 2013, el abuelo de la joven, de 21 años, fue secuestrado en Norte de Santander y hasta el momento no ha aparecido.
“Al gobierno nacional no le importamos”
Con el transcurrir de los días, a la tristeza de la familia, se le ha sumado la indignación. Ha pasado un mes desde el secuestro de Ana Valentina Vergel Guerrero y, según manifiestan, no han recibido apoyo ni del gobierno departamental ni del nacional.
“Colombia potencia mundial de la vida, esa es la premisa que maneja el Gobierno actual, pero mi pregunta es: ¿de cuál vida? En Norte de Santander los secuestros están a la orden del día y a nadie le importan”, comentó Jimmy Rueda.
Los familiares aseguran que las autoridades locales han hecho lo posible por encontrar información que conduzca al paradero de la joven, sin embargo, sienten que el Departamento está abandonado por sus gobernantes.
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