En Cúcuta, en el Batallón de Apoyo de Acción Integral y Desarrollo Número 2, tres jóvenes soldados han transformado la rutina militar en un escenario vibrante de folclor y tradición colombiana. Juan Sebastián Daza Arena, Jonathan Martínez, y Cristian Torrado Serrano han formado una agrupación musical que está revitalizando el género de la carranga, alegrando a sus compañeros y a la comunidad local.
La carranga, música emblemática de la región andina de Colombia, captura el espíritu de la vida rural a través de su ritmo vivaz y letras que relatan el día a día y las costumbres del campo. Este género, que a menudo incluye instrumentos como la guacharaca y la caja, es ahora el vehículo a través del cual estos soldados expresan no solo su talento sino también su amor por las raíces colombianas.
Los tres músicos, que coincidieron en el batallón hace apenas cinco meses, descubrieron su mutua pasión por la música casi de inmediato y comenzaron a tocar juntos en su tiempo libre. Lo que empezó como una forma de compartir y disfrutar de su afición, rápidamente se convirtió en una seria dedicación. Con el respaldo de sus superiores y otros camaradas, estos soldados decidieron profundizar en su práctica musical, ganando pronto la atención de la ciudad.
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Además de sus propias habilidades, la agrupación recibe la colaboración de la Orquesta Segunda Dimensión (orquesta del batallón), una formación de más de 20 músicos que manejan una amplia gama de instrumentos, desde el piano y la trompeta hasta el acordeón y el bajo. Esta colaboración ha permitido que la agrupación lleve su música a diversos eventos y ferias locales, expandiendo su impacto y popularidad.
Cada miembro del grupo carranguero aporta una historia única y un estilo particular a la banda. Juan Sebastián Daza, de 21 años, trajo consigo una larga relación con la música que comenzó en su infancia en Ocaña, donde solía presentarse en eventos escolares. Aunque inicialmente no estaba interesado en la carranga, su tiempo en el batallón cambió su perspectiva y ahora es un entusiasta del género.
Por su parte, Jonathan Martínez, de 19, originario de La Esperanza, entró al mundo de la música a través de un proyecto municipal, pasando rápidamente de la guitarra al requinto. Su llegada al batallón fue motivada por la existencia de la orquesta, y desde entonces ha infundido un toque tropical a la música carranguera, incorporando bajos y timbales que enriquecen el sonido tradicional con nuevos matices de alegría y energía.
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“Formé un grupito con el que empecé a cantar en varios municipios de Norte de Santander. Luego me salió la oportunidad de venir al Ejército, y me dijeron que el batallón tenía orquesta, y eso me gustó. Yo me vine para acá prácticamente por la música”, confesó Martínez.
Cristian Torrado Serrano, el más joven del grupo a sus 18 años, ha equilibrado su compromiso militar con su pasión por la música, contribuyendo significativamente al éxito de la banda.
La historia de esta tropa carranguera es una inspiración y un recordatorio de cómo la música puede servir como un puente entre diversas experiencias y como una fuente de unidad y alegría.
Estos 3 jóvenes no solo están cumpliendo con su deber, sino que también están llevando la rica tradición musical colombiana a nuevos públicos, demostrando que es posible seguir las pasiones personales incluso dentro de la estructura del servicio militar. Con cada nota que tocan, estos soldados músicos están escribiendo una melodiosa carta de amor a Colombia, su cultura y su gente.
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