Los estudios sostienen que cada vez son más los dueños que permiten a sus animales dormir en sus camas pero, ¿puede afectar a la salud sexual de una pareja? Esto opinan los expertos.
Muchos amantes de los animales comparten sus hogares con mascotas, desde el típico “michi” (gato) hasta el “peludito” (perro) o incluso otras especies. Para algunos, estas mascotas son casi miembros de la familia. Con tanta cercanía y cariño, es natural que algunas personas se pregunten: ¿está bien tener relaciones sexuales en presencia de nuestras mascotas?
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Como en muchas áreas de la vida, la comunicación es esencial. Si bien es importante considerar el bienestar de nuestra mascota, también es esencial discutir con nuestra pareja cómo se siente al respecto. Si ambos están cómodos y el animal parece estar bien, es probable que no haya problema. Sin embargo, si alguna de las partes se siente incómoda, es fundamental respetar esos sentimientos y encontrar un lugar más privado.
Desde una perspectiva puramente biológica, los animales observan y realizan actividades reproductivas con regularidad. Es una parte natural de su existencia, y, en la mayoría de los casos, no asociarán la actividad sexual humana con nada extraordinario o perturbador.
El comportamiento animal
Mientras que algunos animales pueden ser indiferentes, otros pueden reaccionar a la actividad humana, especialmente si perciben movimientos bruscos o ruidos fuertes. Algunos perros, por ejemplo, podrían sentirse incómodos o confundidos y podrían ladrar o tratar de intervenir. Los gatos, conocidos por su curiosidad, pueden simplemente observar desde una distancia o abandonar la habitación si se sienten incómodos.
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La perspectiva psicológica
Más allá de la respuesta del animal, está la perspectiva humana. Algunas personas sienten que tener relaciones en presencia de su mascota es una invasión de la privacidad del animal. Otros no ven ningún problema y consideran que es una situación completamente natural.
Lo que dice la ciencia
Hasta la fecha, no hay estudios científicos extensos que analicen directamente la exposición de animales domésticos a la actividad sexual humana. Sin embargo, los expertos en comportamiento animal generalmente acuerdan que, si la mascota no muestra signos de estrés o incomodidad, es poco probable que se vea afectada negativamente. La clave es observar a tu mascota y actuar en consecuencia. Si muestran signos de ansiedad, podría ser mejor ofrecerles un espacio tranquilo lejos de la actividad.
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