Friedrich Merz se alzó como el gran ganador de las elecciones en Alemania y llevó a los conservadores alemanes a la cima del poder. Su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), logró una posición de liderazgo en el gobierno con un 28.5% de los votos.
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La victoria de Merz marca un cambio en la política alemana, dejando en evidencia un giro hacia la derecha en el país, pues en el segundo lugar se ubicó el partido de ultraderecha, Alternativa para Alemania (AfD), que obtuvo un 20.8%.
El Partido Socialdemócrata (SPD) al que pertenece el actual canciller Olaf Scholz sufrió una derrota notable con solo el 16.4%, la peor votación en más de un siglo.
Ahora, ante un escenario diferente para Alemania, Merz iniciará conversaciones para formar gobierno, con la intención de cerrar acuerdos lo antes posible. “El mundo no espera por nosotros. Debemos recuperar nuestra capacidad de acción rápidamente para devolverle a Alemania su voz en Europa y su fiabilidad en el mundo”, afirmó tras la victoria.
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Merz informó que su equipo espera iniciar negociaciones para cerrar una coalición a finales de abril, lo que es un tiempo mucho más corto de lo habitual en Alemania, donde las negociaciones suelen extenderse por meses. El ganador asegura que el momento es clave, “es necesario que el gobierno de Alemania esté consolidado antes de una reunión entre Washington y Moscú”.
Además, en los próximos meses, el nuevo Gobierno deberá enfrentar un contexto que mantiene a su país en jaque, una economía en recesión y la incertidumbre sobre el apoyo de EE. UU. a la seguridad europea, temas que han sido relevantes para el nuevo canciller.
Las alianzas serán claves para la construcción de poder en tiempo récord. Entre sus posibles aliados están los Verdes y el Partido Liberal (FDP), aunque tienen posiciones diametralmente opuestas como sus posturas sobre reducción de inmigración y las políticas de recuperación económica, lo que podría complicar las conversaciones.
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Merz ya ha insistido que Alemania debe fortalecer su cooperación con Francia y el Reino Unido en materia de defensa, teniendo presente que EE. UU. podría reducir su presencia militar en Europa.
Las posiciones de EE. UU. frente al orden de la política alemana mantiene controversias. Aunque Donald Trump celebró la llegada de Merz al poder, en el pasado había insinuado que apoyaría la participación de los ultraderechistas en el gobierno, lo que generó rechazo en varios sectores políticos europeos. En la misma línea, Elon Musk pidió abiertamente a los alemanes votar por el partido ultraderechista, mientras que el vicepresidente JD Vance advirtió que EE. UU. podría reducir su presencia militar en Alemania si el país no realiza cambios en su política interna, especialmente en temas como la libertad de expresión y políticas de inclusión.
¿Quién es el nuevo líder de Alemania?
Friedrich Merz es un político conservador de 68 años y actual líder de la Unión Demócrata Cristiana (CDU). El político es conocido por su visión económica liberal, su postura de rechazo firme contra la inmigración y sus discursos en los que asegura que es necesario devolverle a Alemania un papel protagónico en Europa.
Como abogado y su trayectoria de ejecutivo financiero, Merz trabajó durante años en el sector privado antes de volver a la política. Desde su juventud, fue una figura clave en la CDU, pero abandonó la política en 2009 tras un conflicto interno con Angela Merkel.
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Pero en 2022 regresó como líder del partido y, tras la caída de Scholz, ahora se ha consolidado como el próximo canciller de Alemania.
Merz ha sido cuestionado por sus discursos fuertes y es señalado de “populista”; sin embargo, sus palabras han resonado con los votantes que esperan un cambio en la política alemana que potencie la economía del país.
Aunque por sus posiciones neoliberales en materia económica, se creería que sus principales alianzas serían con los ultraderechista, Merz fue enfático en que no formará coalición con el partido AfD, asegurando que sus posturas extremistas son peligrosas en un país donde aún se mantiene vivo el recuerdo del nazismo.
Sin embargo, su desafío ahora será lograr una coalición estable y gestionar la relación con EE. UU. en medio de un clima político global volátil.
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