El asteroide 2024 YR4 ha captado la atención mundial debido a su proximidad a la Tierra y su inicial —aunque mínima— probabilidad de impacto. A pesar de la desinformación en redes sociales, los astrónomos han aclarado que el riesgo es extremadamente bajo.
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Para comprender mejor este fenómeno, conversamos con Pablo Cuartas, profesor y cocreador del programa de Astronomía de la Universidad de Antioquia, quien explica su tamaño, trayectoria y potencial impacto, además de las estrategias globales para monitorear y desviar asteroides, pues su análisis ayuda a separar los mitos de la realidad y a entender cómo la ciencia responde a estas amenazas cósmicas.
¿Qué es exactamente el asteroide 2024 YR4 y cómo fue descubierto?
“Se trata de un asteroide cercano a la Tierra, conocido en inglés como Near-Earth Asteroid (NEA). Es uno de los más de 37.000 asteroides de este tipo que se han identificado hasta la fecha. Su nombre sigue una nomenclatura específica: el 2024 indica el año de descubrimiento, la letra Y señala que fue detectado en la primera quincena de diciembre, y el R4 corresponde a su orden en la lista de objetos descubiertos en ese periodo.
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Este asteroide fue identificado por el Observatorio El Sauce en Chile dedicado al seguimiento de cuerpos pequeños. Tras su descubrimiento, fue reportado al Centro de Objetos Menores de la Nasa y al CINEOS (Center for Near-Earth Object Studies), que es el organismo encargado de monitorear asteroides potencialmente peligrosos”.
En términos científicos, ¿qué tan grande es realmente este asteroide y qué tipo de daño podría causar si impactara la Tierra?
“El asteroide tiene un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros, lo que lo hace comparable al tamaño de un coliseo cubierto, como el Iván de Bedout en Medellín, y si impactara la Tierra causaría una destrucción significativa: se mueve a unos 14 kilómetros por segundo y su masa es suficiente para liberar una energía equivalente a varias decenas de megatones, comparable a una bomba termonuclear.
Este tipo de asteroide es conocido como city killer (asesino de ciudades), ya que una explosión de tal magnitud podría generar un cráter de hasta dos kilómetros de diámetro y devastar una zona de aproximadamente 50 kilómetros a la redonda”.
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Inicialmente, se habló de una probabilidad de impacto del 1,2% para 2032, luego aumentó al 3,1% y ahora se redujo al 0,28%. ¿Por qué han variado tanto estas cifras?
“La probabilidad de impacto depende de varios factores: el cálculo preciso de la órbita, el tamaño y la velocidad del asteroide. Como este es un objeto relativamente pequeño —de entre 40 y 90 metros—, cada nueva observación que refine estos datos puede modificar las estimaciones de su trayectoria y, por ende, la probabilidad de impacto.
Este proceso es común en el seguimiento de asteroides. A medida que se obtienen mediciones más precisas de su tamaño, velocidad y trayectoria, los cálculos se actualizan y los valores de probabilidad fluctúan. Por eso, el CINEOS y otros centros de monitoreo están constantemente recopilando y refinando datos para mejorar las predicciones”.
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