El macabro asesinato cometido por Katherine Knight marcó un precedente en la historia criminal y forense en Australia. Ocurrió en febrero del año 2000, y es considerado uno de los asesinatos más impactantes en ese país y en el mundo entero.
Tras tener sexo con su esposo Thomas Price, y aprovechar que este dormía, lo apuñaló 37 veces con un cuchillo de carnicero, que era su oficio. La violenta escena estaba lejos de terminar, Luego, lo despellejó y colgó su piel en un gancho de carnicería.
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Más adelante, decapitó el cuerpo, cortó sus extremidades y empezó a cocinarlas con diferentes ingredientes de cocina. La intención era alimentar a sus cuatro hijos con lo que alguna vez fue su pareja.
Luegp de preparar el ‘plato del horror’, dejó al lado una carta que culpaba a la víctima por haber lastimado a sus hijos, según ella. e intentó suicidarse.
Se desplegó un gran operativo policial para un pueblo del interior de Australia, Tenterrfield, muy alejado de Sidney. Se acercaron a la casa de Katherine Knight, la mujer que trabajaba en el frigorífico de la zona.
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Escena de película de terror
Los compañeros de trabajo de la víctima alertaron a las autoridades. Los agentes rompieron la puerta y entraron sin que nadie ofreciera resistencia.
Una mujer dormía con un cuerpo desollado a su lado y en un charco de sangre oscura. Lo que vieron los oficiales fue un escenario digno de una película de terror.
Los agentes hallaron la cabeza de Price que hervía en una olla junto con las verduras. Sobre la mesa, había dos platos servidos, cada uno etiquetado con un nombre. Por suerte los menores no estaban en la casa esa noche.
Cuando fue capturada, la mujer trató de negar los hechos y quiso justificarlos diciendo que fue en defensa propia. Sin embargo, las investigaciones demostraron que siempre fue una persona muy violenta. Amigos y familiares así lo corroboraron.
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Fue criada por una familia disfuncional, y siempre luchó con graves trastornos psicológicos, pero fueron sus propios problemas maritales los que la llevaron al extremo. Tenía tanto las herramientas como los conocimientos para hacer realidad su macabro plan.
Katherine Knight fue sentenciada a cadena perpetua en noviembre de 2001, en uno de los jucios más impactantes y mediáticos en la historia de Australia debido a la brutalidad de sus acciones. Nunca confesó su escalofriante crimen.
De hecho, fue la condena más dura otorgada a una mujer en Australia, con un archivo marcado con la frase: “Nunca deberá ser liberada”.
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