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A impulsar las huertas caseras
Ese sí es un verdadero programa con sentido social y con fondo económico.
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Viernes, 12 de Febrero de 2021

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), viene desarrollando desde hace varios años en distintos departamentos del país un programa llamado “Sembrar, para no comprar lo que la tierra nos puede dar.”, pero, como casi siempre sucede, en el Norte de Santander ni siquiera hemos oído hablar de él. Es decir, no se ha hecho nada sobre el particular.

Una huerta casera se desarrolla en unos terrenos llamados solares (que abundan en muchos barrios de la periferia de Cúcuta), en los que se puede cultivar variedad de hortalizas, frutas y verduras (berenjena, pimentón, ajo, cebolla, zanahoria, repollo, coliflor, apio, aromáticas, mango, limón, lechosa, etc.), con el fin de generar una nutrición sana para las familias que además trabajan unidas y así consiguen ingresos y generan ahorros, aprovechan el tiempo libre y utilizan la tierra, todo lo cual es muy necesario, más en estos tiempos de pandemia.

Ese sí es un verdadero programa con sentido social y con fondo económico, pero la miopía del gobierno y la de algunos políticos regionales, no los ha dejado ver el alcance de un plan de empleo directo como ese.  Con la ejecución de “Sembrar, para no comprar lo que la tierra nos puede dar.”, los votantes van a necesitar menos de los políticos como intermediarios para conseguir puestos pues van a ser autónomos para conseguir su sustento y el de sus familias.  

Llamo entonces la atención del ICBF para que implemente urgentemente ese importante programa en nuestro departamento, y que con la debida ayuda técnica y económica desarrolle innumerables huertas caseras en todos los municipios nortesantandereanos, con el propósito no sólo de procurar una sana y buena alimentación sino también de servir de fuente efectiva de ingresos lícitos a tantas familias necesitadas que requieren de independencia económica para no caer en las redes de la delincuencia ni de la politiquería. 

Además,  debo mencionar que con los excedentes de las cosechas, las familias pueden vender esos productos en los mercados vecinales o realizar trueques.

En todos los municipios del Norte de Santander, los alcaldes deberían exigirle al ICBF el desarrollo de este programa que además de garantizar una alimentación saludable, reduce los costos en la compra de alimentos, fomenta la unión familiar al verse los integrantes comprometidos en el mantenimiento de su huerta.

En Cúcuta, en vez de pensar ilusamente en el 2050 y en despilfarrar los recursos millonarios en contratos de prestación de servicios para pagar favores a familiares, amigos y políticos que no aportan ninguna clase de beneficio a la comunidad, se hace indispensable impulsar este programa a través de la Secretaría de Desarrollo Social y Económico, a la mayor brevedad posible.  

Tenemos el insumo principal que es el terreno, muchos lotes, solares y patios sin ningún aprovechamiento que esperan la iniciativa del gobierno en general para empezar a producir. 

Tienen la palabra el ICBF, los alcaldes (en especial el de Cúcuta donde hay tanta criminalidad) y el gobernador.  

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