La coordinadora del eje de Paz del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (Cajar), Soraya Gutiérrez Argüello, afirmó que es urgente un relevo en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, ya que Otty Patiño no ha escuchado ni a las organizaciones de derechos humanos ni a las comunidades en los territorios afectados por el conflicto.
Según Gutiérrez, la falta de un direccionamiento claro y la negativa de Patiño a reconocer la existencia de un conflicto armado en Colombia han obstaculizado el avance de la política de paz total.
“El comisionado no escuchó a las organizaciones ni a los liderazgos en los territorios. Consideraba que el proceso de paz total avanzaba bien y desestimó las propuestas que buscaban garantizar la protección de defensores de derechos humanos”, explicó la abogada a Colprensa.
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Para la coordinadora, esta actitud ha sido un obstáculo para avanzar en la protección de los defensores de derechos humanos y los liderazgos sociales en los territorios, lo que ha llevado a una situación cada vez más compleja, como lo demuestra la reciente crisis en Catatumbo.
La dirigente del Cajar también indicó que el cierre de la negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras los hechos de violencia en el Catatumbo, no debería ser la única razón para frenar el proceso de paz. “Nosotros creemos que la paz es la salida, y que la militarización profundiza la violencia en los territorios”, añadió.
Gutiérrez argumentó que, en lugar de redirigir la estrategia, el Gobierno optó por impulsar un decreto de conmoción interior, lo que ha generado preocupación en diversos sectores.
Desde el Cajar, así como desde otras plataformas de derechos humanos, se ha cuestionado la postura de Patiño frente a las mesas de negociación con los distintos actores armados.
Las organizaciones de derechos humanos consideran que la falta de articulación entre las distintas mesas de negociación, junto con la postura de Patiño de reducir el conflicto armado a un problema de economías ilegales, han debilitado el proceso.
La coordinadora del Cajar también manifestó que, dado que “la paz total enfrenta situaciones muy complejas”, es necesario pensar en un nuevo liderazgo para este proceso.
Gutiérrez expresó que el gobierno de Gustavo Petro debería considerar un cambio en la figura del comisionado para garantizar que las mesas de negociación sigan adelante con condiciones claras, mecanismos de monitoreo y una mayor participación de las comunidades.
“Si no hay articulación entre las mesas de negociación y no se persiste en la solución política negociada, el país estará abocado a la militarización”, sentenció.
La necesidad de un nuevo liderazgo
Para el Cajar, uno de los aspectos más preocupantes es la falta de liderazgo en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz.
"El proceso de paz total necesita un nuevo enfoque, y este cambio no se puede dar sin un liderazgo renovado", afirmó Gutiérrez, quien también señaló que el gobierno de Gustavo Petro debería considerar la figura de un nuevo comisionado que tenga la capacidad de reactivar las negociaciones, integrar las diversas perspectivas y, sobre todo, generar confianza entre las comunidades, las organizaciones sociales y los actores armados.
Si bien el Cajar y otras plataformas de derechos humanos no han realizado una solicitud formal ante el presidente Petro para que Patiño sea relevado de su cargo, han insistido en que es necesario dar un giro a la estrategia de paz.
"Patiño cumplió un ciclo y un rol, pero hoy, dada la magnitud de los desafíos, es imprescindible oxigenar la Oficina del Alto Comisionado para la Paz", señaló la coordinadora del Cajar.
Desde el colectivo y otras organizaciones de derechos humanos, se espera que el presidente Petro considere este llamado, que no solo busca la reactivación del proceso de paz, sino también la mejora de las condiciones de seguridad para los defensores de derechos humanos y los líderes sociales que siguen siendo víctimas de la violencia.
Gutiérrez también hizo énfasis en que el cambio de comisionado debe ir acompañado de una articulación más eficaz entre las diferentes instituciones del Estado, como el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior, para garantizar una política de paz coherente y sostenible.
“Si el Gobierno busca mantener abiertas las posibilidades de negociación con los actores armados, es necesario un cambio en la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. Se necesita a alguien que lidere las mesas de manera fuerte, decidida y con una visión integral del conflicto”, sostuvo la representante del Cajar.
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