Un completo enigma es el que rodea hoy al presidente de la República, Gustavo Petro, luego de confirmarse el regreso a la Casa de Nariño del controvertido exembajador Armando Benedetti, quien ahora hará las veces de asesor del mandatario en su relacionamiento con el Congreso de la República.
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Pese a que son muchos los cuestionamientos que recaen sobre el hasta el lunes embajador de Colombia ante la FAO y que fueron unos audios suyos filtrados, hablando de los dineros que se movieron en la pasada campaña presidencial, los que llevaron a que el Consejo Nacional Electoral pusiera todos los reflectores sobre el mandatario, este último decidió, de manera sorpresiva, darle una nueva oportunidad, y tenerlo cerca, incluso al lado de su mano derecha, Laura Sarabia.
La decisión del jefe de Estado cayó como baldado de agua fría al interior del Pacto Histórico y especialmente de su círculo más íntimo y leal que, como un acto de rebeldía, resolvió el lunes no participar en el Consejo de Ministros, hasta tanto Petro no les diera una explicación sobre el regreso de Benedetti.
Abiertamente, varias caras visibles del oficialismo, como los senadores Iván Cepeda y María José Pizarro manifestaron su desacuerdo con la designación del exembajador como asesor del presidente, con oficina en el mismo piso suyo.
“Expreso mi respaldo a las ministras y los ministros de nuestro gobierno que piden una reflexión crítica sobre la llegada de Armando Benedetti a la Casa de Nariño. Existe una serie de hechos que cuestionan severamente la compatibilidad de esa decisión con nuestro proyecto político”, escribió Cepeda en su cuenta de X.
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En ese mismo sentido se pronunció la congresista Pizarro, quien insistió en que la mayor responsabilidad que tiene hoy el Pacto Histórico es “cuidar” el proyecto político progresista. “Un proyecto en el que hemos puesto nuestro corazón y vidas. Un proyecto que tiene historia, principios y legitimidad”, dijo.
Aunque ayer el gabinete en pleno finalmente se reunió con el presidente y algunos de sus integrantes negaron que lo sucedido el lunes se tratara de un acto de desobediencia, Gustavo Bolívar, director del Departamento para la Prosperidad Social (DPS), fue claro en que sí le pidieron al mandatario detalles sobre el verdadero rol que desempeñará Benedetti en el Gobierno Nacional, pero advirtió que las respuestas son parte del ámbito privado del equipo.
El que no se ha pronunciado hasta el momento es el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien, como están planteadas las cosas, tendría que entrar a compartir algunas de sus funciones con el nuevo asesor del jefe de Estado, pues todo indica que su trabajo se concentrará en mantener unas buenas relaciones y comunicación directa con el Congreso de la República.
¿Por qué insiste en tenerlo a su lado?
A pesar del costo político que genera para Gustavo Petro la movida que acaba de hacer, pues la figura de Armando Benedetti representa todo lo opuesto a lo que dice ser el llamado ‘Gobierno del cambio’, el jefe de Estado está decidido a mantenerlo a su lado y prueba de ello es que ayer mismo el exembajador empezó a ejercer sus funciones.
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Para el analista político Jhon González, la decisión de que Benedetti regrese a trabajar en la Casa de Nariño, luego de todos los escándalos que protagonizó y que le resultaron altamente perjudiciales a la imagen del presidente, es muy difícil de explicar.
“La única explicación posible es que el presidente Petro y el gobierno son rehenes de los silencios de Armando Benedetti. En cualquier otro país normal, Benedetti hace rato habría sido desvinculado del gobierno. El presidente Petro le está recompensado sus silencios, así luzca una situación por completo anormal”, planteó.
El analista cree que con lo que acaba de suceder, las críticas aumentarán y, sin duda, le pasarán factura, pues, a todas luces, “la situación resulta impresentable”. Sin embargo, González señala que estas son herramientas que utiliza el gobierno para empezar la lucha política de los próximos años.
“Luce como si el Gobierno hubiera optado por el mal menor -la crítica masiva-, mientras obtiene dos beneficios: uno, tranquiliza a Benedetti, y, dos, le puede ser útil para construir una estrategia para conservar el poder en el 2026”, señaló el analista político.
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Y agrega: “el Gobierno apuesta a que el costo sea de pocos días y, en cambio, en breve comience a usufructuar las pilatunas y las ocurrencias políticas del exembajador y exsenador Benedetti”.
Armando Benedetti tiene actualmente, al menos, siete investigaciones en la Corte Suprema de Justicia por el escándalo del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo, Fonade; la financiación de campañas electorales con fuentes prohibidas, que se abrió luego de los audios que se conocieron de las conversaciones entre él y Laura Sarabia, y los delitos contra mecanismos de participación democrática.
Así mismo, recientemente quedó envuelto en un escándalo de violencia intrafamiliar, razón por la cual la Cancillería anunció en su momento una investigación de la oficina de control disciplinario interno del Ministerio de Relaciones Exteriores, contra el entonces embajador.
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