A la espera de que las delegaciones del Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) confirmen la fecha en la que volverán a reunirse para reanudar las conversaciones de paz, el alto comisionado, Otty Patiño, hizo duros cuestionamientos al grupo guerrillero.
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En una extensa y dura carta dirigida a Antonio García, Pablo Beltrán, Pablito y los demás miembros del Comando Central (Coce), Patiño manifestó que a finales de este mes se sabrá cuál es la definición de la organización insurgente frente a la mesa de diálogos y “si se mantienen en el ejercicio de la violencia o escogen el camino de la paz con hechos ciertos”.
“En los próximos días, mediante nuevas conversaciones entre la jefatura de la delegación del Gobierno Nacional y la nueva jefatura de la delegación del Ejército de Liberación Nacional, se quiere descongelar una mesa paralizada por una decisión unilateral del Ejército de Liberación Nacional desde mayo del año pasado”, escribió el alto comisionado.
Y advirtió que los miembros de la delegación del Gobierno han tenido una paciencia “tremenda”, con sus interlocutores en la mesa, al igual que el presidente Gustavo Petro, de quien destacó su “generosidad” con esta guerrilla para buscar caminos de entendimiento, a pesar de las permanentes agresiones verbales por parte del Eln.
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Sin embargo, dijo que, desde su punto de vista, esa generosidad y esa paciencia han sido interpretadas por el Comando Central como debilidad del Gobierno, razón por la cual fue enfático en señalar que “la paciencia no es eterna ni la generosidad es infinita”.
“Como ya lo señaló el señor presidente en este año 2025, los ilegales deben decidir entre la violencia y la paz, con hechos y manifestaciones concretas. En esta coyuntura, la vigencia del mandato por la paz que votamos los colombianos en 1997 sigue vigente. No más desplazamiento forzado, no más secuestros, no más reclutamiento de menores”, manifestó.
En la carta recalca que si el Ejército de Liberación Nacional y su Comando Central quieren tener un reconocimiento social como actor político, deberían acoger plenamente los dictados de ese mandato por la paz, al cual le agregó un elemento más: “prescindir totalmente del sicariato moral y físico contra persona alguna y mucho menos contra quienes han trabajado toda la vida por la paz y la justicia social”.