El acelerado incremento de los actos violentos en Cúcuta y el área metropolitana viene despertando no solo la preocupación de las autoridades, sino que también está promoviendo la percepción de inseguridad en la ciudad. La intolerancia ciudadana se ha convertido en el motor que desencadena diferentes problemáticas que, incluso, han terminado en casos de homicidio. “La violencia en las calles no está dando tregua, yo vivo hace diez años en Cúcuta y cada vez las noticias son peores. Hay muchos que andan armados y ante cualquier problema ya quieren matar al otro, esto tiene que tener más tención de las autoridades”, señaló Heber Sierra, comerciante informal del centro de la ciudad.
El psicólogo Wilson López, experto en temas de conflicto social y docente de la facultad de psicología de la Universidad Javeriana de Bogotá, indicó que lo que se presenta en estos casos es que cuando las sociedades llevan mucho tiempo, mucha historia, donde se normalizaron prácticas violentas, dichas prácticas se naturalizan y se vuelven parte de la vida cotidiana y de la cultura social. “En países como Colombia, se han tenido que establecer leyes contra la violencia debido a los altos índices en diferentes problemáticas como violencia intrafamiliar, de género, entre pares, escolar y social, que de alguna manera pasaron desapercibidas porque nuestro país normalizó el conflicto. Se asesinan personas diariamente pero dejó de ser algo relevante para la sociedad. Se naturalizó la violencia y se hizo parte del día a día”, indicó el experto.
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Siniestralidad
A las cifras de actos violentos por intolerancia se ha sumado otro factor que viene en aumento, la accidentalidad por consumo de alcohol o sustancias psicoactivas. Señala la Secretaría de Tránsito de Cúcuta que cada fin de semana, son sorprendidas más de 30 personas conduciendo en estado de alicoramiento, situaciones que están aumentando la siniestralidad.
“Cerca de 300 comparendos se han interpuesto durante lo que va corrido del 2023 a conductores por embriaguez entre jueves, viernes y sábados. Las personas en estado de alicoramiento aportan al menos el 50% de personas fallecidas y lesionados por accidentes de tránsito. La accidentalidad en la ciudad, lamentablemente, ayuda a que las ocupaciones en las salas de urgencia y de camas UCI aumenten”, dijo Mayid Gene, secretario de Tránsito de Cúcuta.
Pero, ¿a qué se debe que los cucuteños estén reflejando un incremento en las conductas violentas?
El experto en conflicto social añadió que este tipo de conductas también tienen que ver con las circunstancias a las que se ven enfrentadas las personas durante su infancia, por lo que el ambiente en el que crecen los niños, niñas y adolescentes es fundamental. “La pregunta que nos debemos hacer es cómo estamos fomentando nosotros como sociedad las prácticas violentas. Hace mucho tiempo este tipo de conflictos dejó de estar relacionado con la guerra, es un tema de violencia entre nosotros mismos”.
Salud mental
La salud mental es un proceso que viene desde la sociedad a través de dinámicas familiares, escolares y sociales en general. La depresión, la ansiedad y la violencia no surgen en un individuo por que sí, es porque la sociedad contribuye y produce esas situaciones, manifestó López. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que la violencia tiene que ver con la salud mental. “No podemos perder de vista que la salud mental está construida socialmente, en las relaciones interpersonales, en la cotidianidad, en la familia. Los estudios nos han comprobado que una persona le puede hacer daño a otra, cuando no la considera un igual, cuando no tiene una misma forma de pensar”, indicó.
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El calor
Señaló además que no se debe desestimar que los factores ambientales sí influyen en el comportamiento social. En un reciente estudio, la revista científica británica The Lancet, una de las más influyentes en medicina biomédica en el mundo, se refirió a los impactos del calentamiento global y la crisis climática en la salud de las personas. “Uno de los impactos es que al aumentar la temperatura, se influye en el comportamiento de las personas volviéndolas más agresivas. Evidentemente al estar ante una condición extrema de temperatura, es más fácil que aparezcan comportamientos violentos.”, agregó el experto.
Las cifras mantienen la alerta
Para la Policía Metropolitana de Cúcuta, si bien este año se ha registrado una disminución en los casos de homicidio en comparación con el mismo periodo del año anterior, las cifras no dejan de ser preocupantes. Entre el pasado primero de enero y el 30 de abril se registraron 1.825 capturas por diferentes delitos. Sin embargo, en lo relacionado con los homicidios en la ciudad, el sicariato sigue siendo la modalidad más utilizada, seguido de las riñas asociadas con temas de intolerancia.
En ese preocupante panorama, se ha registrado el fallecimiento de 68 hombres y 9 mujeres, entre ellos 49 de nacionalidad colombiana, 15 de nacionalidad extranjera y 13 cuyos cuerpos no han sido identificados. Señalan de la misma manera que a toda esta problemática se asocia el consumo de estupefacientes, por cuyo tráfico, fabricación y porte, han sido capturadas 740 personas y se han incautado más de 190.000 dosis. Además, de 115 personas capturadas por el delito de fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego y 102 capturas por el delito de violencia intrafamiliar.
Salud, en riesgo por la violencia
Los casos en los que se han venido registrando alteraciones de orden público aumentaron la ocupación en salas de urgencias de la ciudad. Así quedó registrado el pasado 11 de mayo durante una crítica jornada en la que la ocupación hospitalaria colapsó debido a los casos de violencia y accidentalidad en la ciudad. “Logramos determinar junto con los equipos de urgencias de las instituciones de salud, que la grave situación de orden público y de violencia que vive la ciudad de Cúcuta ha sido un factor determinante en el agotamiento de la capacidad instalada de nuestra red pública y privada”, dijo en su momento Carlos Martínez, director del Instituto Departamental de Salud.
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Orden público
La accidentalidad, los casos de violencia y todas las alteraciones de orden público que diariamente se reportan en la ciudad, han llevado a los entes de salud a pedir el respaldo de la Policía en temas como el aumento de los controles de alcoholemia, factor que aumenta considerablemente la siniestralidad en la ciudad. De la misma manera, el control de los piques automovilísticos que vienen siendo denunciados ante las autoridades de tránsito.
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