En plena pandemia, en 2020, un grupo de empresas de software amigas comenzó a ver la necesidad de formar programadores, porque se aceleró la demanda de estos perfiles laborales. Entonces, empezaron a formar a futuros desarrollares de softwares y así se percataron que muchos de aquellos que querían aprender eran jóvenes de estratos 1, 2 y 3.
Bajo este panorama nació Campuslands en Bucaramanga, Santander, un centro de entrenamiento para programadores que viene capacitando totalmente gratis a aquellos que no lograron entrar a alguna universidad y tampoco están trabajando.
Le puede interesar: Investigador de Fedesarrollo habló en Cúcuta de lo que se viene para los empresarios
El CEO de Campuslands, Diego Tarazona, explicó que al principio no sabían quiénes iban a llegar a sus instalaciones; con el pasar de las semanas pudieron darse cuenta de que el 85% de sus estudiantes eran de estratos bajos, que no tuvieron la posibilidad de acceder a una universidad y no tenían un computador en la casa ni internet.
“Hoy, solo 4,5 estudiantes de 10 que se gradúan del colegio público acceden a la educación superior, pero solo la mitad termina, que es la otra triste noticia. Entonces, ¿qué pasa con los otros 7 que no terminaron la universidad o no accedieron a ella? Las opciones de vida son realmente muy limitadas, son ninis, personas que ni estudian y trabajan, y Colombia tiene más de 3 millones de personas entre los 17 y 29 años de edad que hacen parte de ese grupo”, indicó Tarazona.
El experto en creación de proyectos de tecnología recalcó que estos jóvenes, a los 30 años, si no se han desarrollado personal ni profesionalmente de manera adecuada, tienen cinco opciones: 1) ser una carga para el sistema de seguridad social del país, 2) volverse migrantes, 3) simplemente lograr un trabajo formal o informal de un salario mínimo, 4) el rebusque y 5) la ilegalidad.
“Descubrimos que se podía implementar un modelo social, desarrollando habilidades digitales, que les permitiera a estos jóvenes en un año poder salir y buscar empleo, porque hay una gran demanda de estas habilidades”, resaltó Tarazona.
Conexión al primer empleo
El líder de Campuslands manifestó que quieren ser diferentes a la formación tradicional, por lo que no solo capacitan al joven. Además de que adquieran un conocimiento, pretenden que también consigan su primer empleo y que ese puesto de trabajo les permita tener un salario con el que pueda crecer.
Lea también: No solo ver a Venezuela, el enfoque de los empresarios de la frontera
“Traemos empresas para que se sienten con ellos y los conozcan a través de las entrevistas y pruebas que les hagan. Tenemos una capacidad instalada de 420 jóvenes por año y en los dos primeros años formamos a 100. Hoy hay 400 y a finales de este año otras 100 personas van a terminan el proceso, por lo que nuestro reto es que en los siguientes tres meses estas puedan hacer entrevistas y tener un trabajo”.
Tarazona destacó que se aliaron con una compañía de Estados Unidos y otras internacionales con sede en Latinoamérica y una franco-suiza, que les han abierto sus puertas a estos desarrolladores.
Sede en Tibú
Campuslands tiene el deseo de extender su operación a Cúcuta y otras ciudades de Colombia, por lo que sus planes de expansión se están enfocando en Norte de Santander. Por esto, en una alianza con Uniminuto, comenzarán a partir del 4 de diciembre este proyecto en Tibú, para formar a 70 jóvenes.
Igualmente, llevan conversaciones con la Caja de Compensación de Norte de Santander (Comfanorte) y Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS), filial del Grupo EPM, en busca de alianzas que ayuden a traer este centro de formación a Cúcuta, pues el propósito es comenzar en febrero de 2024 con los primeros 150 jóvenes.
Lea además: Quieren que hornos de Juan Frío impulsen el turismo en Norte de Santander
Tarazona expresó que su misión se centra en tres ejes de capacitación: programación, por la demanda; inglés, porque es el idioma universal y con él se tiene 99% de probabilidades de, no solo acceder a un trabajo, sino que el trabajo sea mejor pagado; y liderazgo, debido a que las habilidades son importantes en el mundo laboral.
“Durante 3 años hemos llevado a cabo esta labor de manera gratuita, para probar. Pero como todo lo que es gratis no se valora y no sostenible, estamos mirando cómo los siguientes años podemos seguir financiando, pero que los estudiantes paguen una parte después de comiencen a trabajar”, concluyó.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion