Mientras los techos y paredes se caen a pedazos ante la mirada indiferente de los mandatarios de turno, nadie sabe a ciencia cierta quién es el dueño del Complejo histórico de San Francisco donde se desarrolló la Gran Convención de Ocaña.
Esa realidad fue descarnada por el representante a la Cámara, Ciro Rodríguez Pinzón, durante una reunión de la clase parlamentaria para conmemorar el Bicentenario de ese acontecimiento cuando Bolívar y Santander se enfrascaron en una lucha para cambiar la Constitución de Cúcuta, encaminada a la transformación del país.
La restauración no ha sido posible debido a los enredos presentados con las escrituras ya que no hay claridad suficiente para desembolsar los recursos.
Los asesores del Ministerio de Cultura aseguran que ese patrimonio no les pertenece, la diócesis de Ocaña dice lo mismo y la administración municipal tampoco tiene certeza sobre la propiedad.
“En estos momentos, el Complejo no es de nadie y lo extraño del caso es que hasta para clavar una puntilla en las paredes hay que pedir permiso al ministerio”, indica el secretario de Educación, Raúl Rolando Castro.
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“Yo he visto desfilar por esa cartera a más de cinco ministros y ahora me toca cambiar el destinatario de un oficio redactado en días pasados para que el nuevo titular José Ignacio Zorro, ante la intempestiva salida de Patricia Ariza, proceda a conocer el estado deplorable del complejo y asigne una partida encaminada a salvar la infraestructura”, agrega el funcionario.