Desde los seis años, Francisco Javier Blanco Colmenares, conocido como Dragón, quedó enamorado de un deporte poco convencional en esta región del mundo, pues por medio de la película ‘Yo, el halcón’ pudo observar al actor Silvestre Stallone, quedar campeón del mundo en lucha de brazos, una actividad deportiva popularmente conocida como ‘vencidas’ o ‘pulso’.
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Este deporte se practica de forma individual. Dos personas se acomodan frente a frente, juntan las palmas de sus manos mientras sus codos tocan una superficie plana y una vez están en esa posición inicial, cada uno intenta forzar el brazo del contrincante hacia abajo con el objetivo de hacerlo tocar la mesa, quien lo logra es el vencedor. Es uno de los deportes más viejos de la humanidad.
Francisco, quien es el actual campeón nacional e internacional en la categoría de 80, 85 y 90 kilos, ha estado toda su vida en el corregimiento de Juan Frío, en Villa del Rosario, y desde niño su sueño era dejar su nombre marcado en la historia de la lucha de brazos en Colombia, meta que alcanzó mucho más temprano de lo que esperaba.
Después de competir durante tres años profesionalmente en la liga de este deporte, Blanco Colmenares ha ganado más de 10 torneos y competencias en distintos niveles.
Cuatro medallas que tiene son departamentales, cuatro internacionales y todas las demás nacionales.
Sin embargo, antes de esos resultados excepcionales, como el deportista no contó con ningún tipo de ayuda o conocimiento de alguien que lo practicara, prefirió abandonar la lucha de brazos y retomarlo más adelante, pues no paraba de perder sus enfrentamientos.
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“Ya cuando estaba adolescente, empecé a ver videos en YouTube para entrenar y agarrar fuerza, pero durante mucho tiempo entrené mal, sin el respectivo cuidado. Creía que levantando pesas o haciendo bíceps podría mejorar en el deporte y no, cuando terminé una técnica en entrenamiento deportivo que hice, me di cuenta de cómo era que tenía que entrenar”, explica el deportista.
Su último torneo ganado fue en Bogotá contra los mejores contrincantes de cinco países. / Foto Cortesía.
Todavía no es deporte
Con indignación, Francisco Blanco relaciona que pese a que en la mayor parte del mundo la lucha de brazos es considerada deporte, en Ecuador, Venezuela y Colombia no existe ese reconocimiento por parte del Ministerio del Deporte aunque la Asociación Colombiana de Lucha de Brazos lleve más de doce años tramitando dicho proceso.
“Yo creo que es por corrupción, porque entre más deportes acepten, ellos tienen que dar más cuentas y dinero, por lo que les queda menos para robárselo. Y lo peor es que hemos aumentado tanto el nivel que ya nos vienen a visitar extranjeros para competir en Colombia, cuando entré yo a competir junto con otros jóvenes más hubo un antes y un después en el panorama nacional del deporte”, asegura el Dragón.
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Y es que, según el deportista, cuando él entró a competir por primera vez en 2019 existía un ‘monopolio de ganadores’, pues los mayores exponentes de la disciplina eran los que organizaban los eventos y los hacían en lugares relativamente escondidos, donde terminaban ganando los mismos.
“Cuando entré fue a revolucionar. En el primer torneo que participé fue en Barranquilla porque aquí no se hacía ninguno y me fui solo con lo de los pasajes, pero tenía en mi mente que iba a ganar y con ese dinero me devolvía, lastimosamente quedé de segundo, pero me alcanzó para clasificarme a la nacional”, recordó Francisco Blanco.
En la actualidad, él es el presidente de un club de Lucha de Brazos en Cúcuta que cuenta con más de 22 personas inscritas y practican de forma semanal en El Malecón.
También organiza eventos avalados por la Asociación Colombiana de Lucha de Brazos y dicta talleres junto con entrenamientos personalizados a los jóvenes que deseen aprender y competir en este deporte.
Es el presidente del club de Lucha de Brazos en Cúcuta y entrenan todos los domingos en El Malecón/ Foto Cortesía.
No todo es por las medallas
A Francisco Blanco no le ha tocado nada fácil. Nació en un corregimiento que durante décadas ha estado permeado por el contrabando, los grupos armados y la violencia, pero a pesar de los escenarios que veía, siguió luchando por su pasión y afición al deporte llegando a crear el único gimnasio de Juan Frío.
“El deporte y el ejercicio es maravilloso, y los cambios que hacen en la vida de las personas son impresionantes, creo que es la mejor terapia. He visto casos de personas alcohólicas o en las drogas que cuando comienzan a ejercitarse les cambia la rutina, el ejercicio ayuda a centrar un proyecto de vida y a tener hábitos saludables”, asegura el entrenador y deportista.
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Tiene una mesa oficial de competición y máquinas especiales para mejorar su habilidad/ Foto La Opinión.
Así mismo, preocupado por el aumento de jóvenes que deciden ingresar a pandillas o grupos armados, Francisco ha fomentado a los adolescentes para que practiquen la lucha de brazos enseñándoles en su gimnasio.
“Por lo general hablo con jóvenes de bajos recursos de Juan Frío, porque varios de ellos me admiran por lo que he logrado y con eso trato de acercarlos al deporte. Pero no les doy el entrenamiento gratis, porque eso está mal. Yo les digo que me paguen regándome las plantas, barriendo el gimnasio o haciendo aseo y eso les representa un esfuerzo por aprender”, dice Dragón.
Su idea de estar ayudando a las personas y conectarlas con el ejercicio lleva años consigo y en esas experiencias ha notado cómo el ejercicio es un salvavidas para quienes tienen problemas de depresión, alcoholismo o drogadicción.
“El ejercicio salva, cambia y da vida. He visto personas con depresión o alcohólicas que llegaron a mi gimnasio y ahora tienen otra mentalidad. Al principio siempre es complicado entrenar, pero es invertir a futuro tanto en la salud como el aspecto físico. Yo entreno cuatro horas diarias, y así un día no tenga la motivación, lo hago porque la disciplina tiene que ser de adentro para obtener grandes resultados”, concluye el deportista.
Gracias a su esfuerzo y disciplina pudo hacer el primer gimnasio de Juan Frío./ Foto La Opinión.
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