Antes del año 2017, la aldea San Antonio de Caparo, ubicada en el municipio Libertador, a 130 kilómetros de San Cristóbal, era la principal zona productora de cachamas del estado Táchira; la cría de este tipo de pescado, que tiene un alto consumo entre los habitantes de Venezuela, se vino a pique y en la actualidad los piscicultores intentan levantarse en medios de varias adversidades.
La piscicultura fue fomentada en la citada aldea desde el año 1982, cuando la Universidad Experimental del Táchira (UNET) dio inicio al Programa Piscícola de Aguas Cálidas con varias hectáreas donde se ubicaba el laboratorio y las lagunas, o espejos de agua, que sirven de criaderos a los peces, pero dicha extensión de la universidad dejó de producir e incentivar a los lugareños, y los productores de la zona quedaron sin el apoyo técnico desde hace años, narraron los residentes de la zona.
De 40 unidades de producción piscícola, solo 10 están produciendo, relató Yucxani Molina, una productora de cachama, que en su unidad cuenta con 10 lagunas, pero solo tienen activas 5, las demás están llenas de maleza y para volverlas a activar se requiere de maquinaria.
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Los piscicultores comenzaron a notar que se estaban descapitalizando a medida que en Venezuela avanzaba la crisis hiperinflacionaria, lo que invertían no lo veían retribuido con la sacada de los peces, así le sucedió a Luisana Molina, nativa y productora de la zona.
"Desde hace unos 5 años para acá se ha venido decayendo debido a la inflación en el país, nos hemos venido descapitalizando, tenemos los estanques, los galpones y las instalaciones, pero aún no tenemos el capital que necesitamos, ni el apoyo de una institución financiera", expuso Molina.
A mitad del año 2021, algunos productores de la zona retomaron la cría de cachama, pero con baja cantidad, en toda el área se estima que solamente están produciendo el 50%, en comparación a lo que se producía 10 años atrás.
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Entre 5 y 6 meses dura el proceso de engorde y crecimiento de los alevinos para que cada uno salga con un peso de 700 gramos. Cada kilo es vendido entre 3.700 o 3.800 pesos al mayor, un valor muy bajo para los gastos de inversión que se lleva, indicaron los criadores, pues deben traer el alimento desde Colombia, en vista que a esta región fronteriza de Venezuela no llega la materia de producción nacional.
"Desde antes de la pandemia a esta zona no llega el alimento de producción nacional, por lo que nos auxiliamos con Colombia", refirió Molina, que cuenta con cuatro lagunas en una pequeña finca, de las cuales, dos están con crías.
Luisiana Molina, tras varios años de inactividad, logró conseguir una alianza con un productor privado que le otorgó el capital para partir ganancias.
Fallas en servicios públicos les afecta
Para producir cachamas se requiere de constante servicio de electricidad, pues las lagunas deben tener bombeo de agua permanente para generar oxígeno, cuando no hay electricidad deben encender motobombas a gasolina, y el combustible deben pagarlo a precio internacional, lo cual genera mayores gastos de inversión. En la aldea, hay días en que los cortes eléctricos superan las 8 horas, y algunos de los piscicultores tienen pérdidas de equipos, pues se les queman, de tanto permanecer encendidos.
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Mucha de la producción es llevada a los estados llaneros como Barinas y Guanare, ya que en San Cristóbal hay poca venta; sin embargo, tampoco hay suficientes transportistas de pescado por el alto costo del diésel en el país, lo cual no resulta muy factible para la cadena de comercialización.
Intentan levantarse
En San Antonio de Caparo, Nelson Morales desde hace 10 años se dedica a la venta de alevinos de cachama y coporo, pero en los años 2017 al 2020 no tuvo ventas, eran muy poco el productor que estaba dedicado a la piscicultura. Sin embargo, desde hace un año, alentados por el flujo de dólares y pesos, sus ventas de alevinos se han repuesto.
Hace 10 años Molares vendía casi un 1 millón de alevinos en la temporada de abril - agosto, pero sus ventas disminuyeron a la mitad en los últimos años.
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El alcalde del municipio Libertador, Adul Salcedo, recordó que esta actividad fue muy rentable en la jurisdicción, debido a que el clima es ideal para la cría de cachama.
"El gobierno comenzó a dar aportes y créditos, pero después se fue acabando", comentó el alcalde, quien estimó que la producción se ubica en un 25% en este momento, aunque estuvo mucho más baja, dijo.
"Los pequeños productores de cachama quebraron y desaparecieron, el que criaba 10.000, ahora cría 1.000, no es la misma capacidad ni el mismo desarrollo que tenía el municipio", añadió.
La autoridad local considera que los productores locales requieren de créditos para que la potencia piscícola vuelva a levantarse. También se conoció que la UNET está en un proceso de reactivación de la extensión experimental de piscicultura en forma conjunta con el gobierno regional. También se conoció que la UNET está en un proceso de reactivación de la extensión experimental de piscicultura en forma conjunta con el gobierno regional.
Redacción Anggy Polanco / Corresponsal La Opinión
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