En la vereda Orú 7 de Tibú la violencia no da tregua. Por tercera vez en lo que va del año, las familias han tenido que abandonar sus hogares debido a los enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (Eln) y la disidencia de las Farc.

“En este momento, nadie se atreve a la cría de los animalitos porque en cualquier momento se tienen que ir”, expresó una residente de la zona, quien ha tenido que desplazarse en repetidas ocasiones para resguardarse en el casco urbano del municipio.

El conflicto en esta región del Catatumbo se intensificó desde el 16 de enero, cuando los combates entre ambos grupos armados obligaron a un primer desplazamiento masivo hacia los albergues habilitados en Tibú.

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Aunque algunas familias intentaron regresar semanas después, la tranquilidad no duró mucho.

“A principios de febrero también se presentó otra afectación por un enfrentamiento entre los grupos, lo que generó otro desplazamiento masivo de las veredas Chiquinquirá, Orú 7 y Los Ángeles. Era el segundo que teníamos”, explicó Gerson Rincón Jiménez, personero municipal de Tibú.

Sin embargo, cuando los habitantes creyeron que podrían retomar su vida, una nueva ola de violencia los forzó nuevamente al exilio.

Desde el primero de marzo, los combates se recrudecieron y dejaron un saldo de cuatro muertos cuyos cuerpos fueron hallados con brazaletes alusivos al Eln.

“En uno de los albergues habilitados en el casco urbano ya tenemos más de 15 familias desplazadas. Adicionalmente, hay cuatro familias que perdieron a uno de sus integrantes”, agregó Rincón Jiménez.

El personero también reveló que, hasta el momento, se han registrado cinco desplazamientos masivos en el municipio.

Aunque la Personería ha brindado asistencia a las víctimas, el volumen de afectados ha dificultado la toma de declaraciones.

“Nos hemos quedado cortos en la toma de declaraciones a cada una de las víctimas debido a la magnitud de los desplazamientos. Sin embargo, seguimos atendiendo individualmente a quienes no han sido incluidos en los censos”, puntualizó.

Desplazamiento y saqueos

Los habitantes de Orú 7 han sido los más afectados. La incertidumbre y el miedo los obligan a salir de sus hogares constantemente, lo que ha provocado pérdidas económicas y afectaciones psicológicas.

“La semana pasada tuvimos que quedarnos en el casco urbano porque es un peligro permanecer en la vereda. Nosotros tenemos dónde refugiarnos, pero muchas familias no, y les toca ubicarse en los albergues”, relató una residente.

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Los campesinos que tienen animales han visto cómo la violencia destruye su forma de vida. “Nosotros criamos animales, pero con todo esto solo hemos tenido pérdidas. Como nos vamos por largos periodos, ellos se quedan en las fincas sin nadie que los alimente y terminan muriendo. Por eso nadie se atreve a criar”, lamentó la mujer.

Además de los combates, los residentes denuncian saqueos en las viviendas que quedan deshabitadas. Según los testimonios, miembros de los grupos armados han irrumpido en las casas no solo para refugiarse, sino para robar dinero y otras pertenencias.

“Se han robado plata, sobre todo, entre otros elementos de las casas. Estamos hablando de millones de pesos”, denunció.

La zozobra es cada vez mayor en la comunidad. A pesar de los constantes desplazamientos, los enfrentamientos entre el Eln y la disidencia de las Farc continúan, dejando a las familias atrapadas en un ciclo de miedo e incertidumbre.

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