Los incendios forestales siguen siendo un problema recurrente en Norte de Santander donde, de acuerdo con los registros de la Secretaría Departamental de Gestión de Riesgos y Desastres, más de 700 hectáreas han sido consumidas por el fuego en lo corrido de 2024.

El dramático balance es consecuencia de los más de 119 incendios contabilizados a la fecha, de los cuales, al menos 110, han sido producto de “quemas controladas” que paradójicamente han terminado fuera de control. 

Las emergencias más recientes se han registrado en zona rural de Cúcuta, Bochalema y Pamplonita, justamente por la acción de personas que han buscado eliminar residuos vegetales por medio del fuego. 

Estas situaciones se han dado a la luz de la Resolución 035 del 30 de 2024 de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental, Corponor, que prohíbe las quemas abiertas controladas, como medida de Prevención, Mitigación y Atención del Riesgo de Desastres en Norte de Santander, como consecuencia de las condiciones hidrometeorológicas y posible incidencia del fenómeno del Niño. 

Pero adicionalmente, el artículo 102, de la Ley 1801 sobre el Código de Seguridad de Convivencia Ciudadana,  también prohíbe cualquier tipo de quemas y establece sanciones para quienes la incumplan. 

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Es así que frente al recrudecimiento de los incendios forestales, los gobiernos locales están pidiendo que se apliquen las sanciones de Ley, que van desde una orden de comparendo, hasta multas tipo IV por el orden del millón 400 mil pesos.
 
William Vera, secretario de Gestión de Riesgos y Desastres del departamento, es uno de los que pide que se actúe con rigurosidad frente a los infractores, pues “hay que sentar un precedente, imponer un castigo ejemplarizante, porque si no vamos a seguir con el mismo problema”, dijo en medio de la emergencia que supuso el incendio de Bochalema, que se generó justamente por una quema controlada y afectó más de  30 hectáreas. 

Recientemente, tras el incendio en la vereda Cúcano de Pamplonita, el alcalde Fabio Leal, se sumó al pedido de determinar responsabilidades e imponer los respectivos castigos. 

Las pérdidas 

Sin bien los incendios forestales no han dejado afectaciones  humanas en el departamento, la pérdida en materia ambiental es considerable, pues según Corponor, un 58 por ciento de las áreas afectadas corresponde a bosques y vegetación virgen, un 10  por ciento es páramo, otro 3.3% es de zonas de cultivo, para un total de 71 por ciento de tierras productivas; mientras que el 1.5 son pastos y el 23% son áreas de rastrojos. 

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En cuanto a los ecosistemas afectados, la autoridad ambiental precisó por ejemplo que en el caso específico de Bochalema, la incidencia fue sobre áreas de pastizales húmedos, algunos ubicados a orillas de ríos, propios del bosque húmedo premontano.

El impacto ambiental de un incendio forestal va más allá de la destrucción inmediata que causa el fuego. La evaluación del daño y la planificación de la recuperación son procesos críticos para restaurar el equilibrio ecológico y minimizar las secuelas a largo plazo. 
 

Recuperación

 
La recuperación de un ecosistema después de un incendio es un proceso largo y complejo que requiere un enfoque meticuloso y bien planificado. 

Al respecto, Corponor explicó que la recuperación de un área afectada por un incendio forestal implica varias etapas de evaluación y acción, cada una vital para garantizar que el ecosistema pueda regenerarse de manera sostenible.

Lo primero es una evaluación preliminar del área, para entender cómo era el entorno antes del desastre; luego se precisa la extensión del daño, para determinar la intensidad del incendio y el grado de destrucción.

Posteriormente, se estudia la vegetación y el ecosistema. Esta etapa es crucial, ya que identifica las áreas donde es posible una regeneración natural, esencial para la restauración a largo plazo del ecosistema. Además, se considera el impacto en la fauna local, que puede haber perdido su hábitat y fuentes de alimento.

De ser necesario, se evalúan los daños en la infraestructura, para abordar los efectos en las comunidades humanas cercanas al área afectada. 

Con todos los datos recopilados, se desarrollan recomendaciones y un plan de acción que se implementará a corto, mediano y largo plazo. La restauración completa de un área afectada por un incendio forestal puede tomar décadas, y la intervención humana en forma de reforestación y otras medidas puede ser necesaria para apoyar la regeneración natural del ecosistema.

Cristhiam Jiménez, secretario de Medio Ambiente del departamento, señaló que ya se encuentran en coordinación con las alcaldías de los municipios afectados para comenzar a planificar acciones que permitan la recuperación de los ecosistemas afectados. 

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Zonas en riesgo 

Desde enero de 2024 y en vista de las condiciones climáticas que se han propiciado por el fenómeno de El Niño, se emitió una alerta roja para todo el departamento por alto riesgo de incendios forestales. 

Sin embargo, con el correr de los meses y con base a los boletines hidroclimáticos semanales generados por el Ideam, actualmente se presenta alerta roja en la zona céntrica del departamento destacándose los municipios de Cúcuta, El Zulia, Sardinata, Lourdes, Gramalote, Santiago, San Cayetano, Salazar, Durania, Bochalema, Villa del Rosario y Los Patios. 

En cuanto a las condiciones climáticas que han favorecido estos incendios incluyen las elevadas temperaturas y los fuertes vientos que han azotado la región. En particular, la zona noroccidental, la zona suroccidental y céntrica del departamento han sido las más afectadas, concentrando la mayor cantidad de alertas por incendios a lo largo del 2024.
 

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