A 3.600 metros de altura sobre el nivel del mar, con un clima extremadamente frío, lleno de niebla y hermosas flores, se encuentra un único vivero de frailejones que busca ser una ayuda para el páramo de Santurbán.
Está ubicado en la base militar Cerro Oriente, la cual limita con los municipios de Mutiscua, Cácota y Pamplona. Allí, el Batallón de Infantería No 13 General Custodio García Rovira, perteneciente a la Brigada 30 del Ejército Nacional, es el encargado de cultivar esta planta propia de los páramos de Norte de Santander y Santander.
El invernadero, inaugurado en octubre de 2022, nació como un proyecto encaminado a la protección y conservación de áreas protegidas como lo es este páramo. La siembra aportará al sostenimiento de las fuentes hídricas, las cuales abastasen 48 municipios, 15 en Santander y 33 en Norte.
Un suceso que contribuyó a formarlo fue un incendio hace dos años que dejó 800 hectáreas quemadas del ecosistema que comparten los santanderes.
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El trágico hecho afectó fauna y flora propia del páramo, siendo los frailejones una de las especies más perjudicadas, pues son plantas muy frágiles que se demoran hasta 100 años en crecer.
¿Cómo es el proceso de cultivo?
En Colombia existen más de 90 especies de frailejones, entre esos el santandereano que se caracteriza por crecer hasta un centímetro en el año, pero en el vivero crecen hasta cuatro.
El proceso para cultivar esta planta comienza en septiembre, fecha ideal para recoger las semillas, ya que no en todo momento se consiguen.
Luego, se recoge la flor, se extrae su semilla y se desinfecta con una solución compuesta por 10% de cloro y un 90% de agua para rebajar el químico y se lavan nuevamente con agua.
Cuando las semillas estén secas, se colocan en una caja petri (recipiente redondo de cristal con tapa de la misma forma) que tiene por dentro algodón y agua. Se pueden colocar de 30 a 35 semillas.
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Después de 45 días y de que las semillas estén reventadas, se traspasan a unas bandejas de tierra en las que duran 5 meses. Por último, se colocan en sacos de tierra y abono donde duran alrededor de 3 a 4 años para por fin ser plantadas en zonas de páramo.
Actualmente, el invernadero cuenta con más de 150 frailejones listos para sembrar.
Las amenazas del frailejón
El continuo movimiento de un terreno a otro provocado por el uso de suelos para la agricultura y ganadería afecta al frailejón. También la quema de bosques y el turismo por zona de páramo pueden poner en riesgo la vida de esta planta.
Otra amenaza es el cambio climático debido a que puede alterar las altas temperaturas del ecosistema.
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De hecho, las polillas, hongos, escarabajos y retamos espinosos actúan como plagas para los frailejones, siendo los retamos una especie que vive a costa de ellos, que crece como maleza a su alrededor y los ahoga hasta acabarlos.
Liderazgo en el vivero
Jairo Calderón es un soldado profesional del Ejército con más de 11 años de servicio. Hace parte de la base militar Cerro Oriente y es quien lidera con mucho esfuerzo y dedicación el vivero.
Todos los días, desde las 8:00 de la mañana hasta las 3:00 de la tarde, el militar se dedica al invernadero, asegurándose de que todo esté en orden y que las plantas estén sanas y creciendo de la mejor manera.
“El frailejón es una planta muy importante y por eso es que estamos acá en este trabajo y gracias a Dios todo está yendo muy bien, así que tenemos que seguir sacando este proyecto adelante”, dijo.
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También la iniciativa cuenta con la presencia de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), que es la entidad encargada de orientar, capacitar y supervisar todos los procedimientos que se realizan en el invernadero y de seleccionar la zona adecuada para la siembra.
El vivero, construido de manera artesanal, sencilla y práctica por los soldados, cuenta con seis secciones llenas de frailejones en diferentes etapas, algunos próximos a germinar y otros listos para sembrar en los próximos años.
¿Por qué sembrar frailejón?
El frailejón es una planta nativa de los páramos de Colombia, Venezuela y Ecuador. Se caracteriza por tener un tronco grueso, hojas esponjosas con pequeñas vellosidades que les ayudan a conserva el calor y dispersar los rayos ultravioleta, sus hojas tienen forman de roseta y crecen lento por el poco oxígeno de los páramos.
Su función principal consiste en mejorar el ecosistema al absorber la humedad de la neblina a través de los ‘pelitos’ que recubren sus hojas, liberando agua a través de sus raíces en momentos de sequía. Es decir, genera agua que llega a formar quebradas y ríos del páramo.
Incluso cuenta con raíces profundas que ayudan a proteger los suelos, pues sus tallos y hojas acumulan agua al interior, de manera que actúan como esponjas almacenando el líquido en épocas de sequía.
Redacción: Valentina Robles
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