En la búsqueda de bajar de peso siempre se piensa en las dietas y en el ejercicio, pero poco se tienen en cuenta esos componentes que están en nuestro organismo, que hacen parte de nosotros, y que también influyen directamente en este tipo de objetivos.
Uno de ellos es la hormona insulina, que la produce el páncreas y que contribuye a la regulación de los niveles de glucosa en sangre al permitir la entrada de la glucosa hacia las células y aprovecharla como fuente de energía. Esto previene que el azúcar se acumule en la sangre y se evite una posible diabetes.
Pero además de esto, es esencial al momento de bajar de peso, ya que esta favorece a que el organismo use el azúcar como energía y tiene una gran influencia sobre la sensación de sacie-dad, por lo que ayuda a que no haya sensación de hambre rápidamente después de comer.
Hay personas que desarrollan resistencia a la insulina, que significa que las células no responden a ella y el azúcar se queda en la sangre, lo que aumenta el riesgo de tener prediabetes y diabetes.
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Según la Organización Panamericana de la Salud aproximadamente 62 millones de personas en las Américas y 422 millones de personas en todo el mundo tienen diabetes, siendo la mayoría habitantes de países de ingresos bajos y medianos. También, se atribuyen 244.084 muertes (1.5 millones en todo el mundo) cada año a causa de esta.
Las personas con esta condición médica, explica la Mayo Clinic, requieren aplicación de la insulina y es en este tipo de tratamientos que existe una relación directa entre la hormona y el aumento de peso si no se implementan hábitos de vida saludables.
La razón: si se ingieren más calorías de las que el cuerpo necesita, las células recibirán más glucosa y esta se convertirá en grasa. Es decir, si la persona está comiendo de más, posiblemente habrá una cantidad importante de glucosa que se convierta en grasa, provocando un aumento de peso.
Esto también se relaciona con el ejercicio, ya que si el cuerpo no requiere de tanta energía (porque no hay un gasto energético importante), la glucosa se convertirá en grasa, provocando un aumento de peso y creando un círculo vicioso, ya que las personas prediabéticas o diabéticas necesitan estar en un peso equilibrado.
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Es por esto que comprender el funcionamiento de esta hormona se hace tan relevante, entender cómo afecta los niveles de glucosa en sangre y de qué manera se relaciona con hábitos de vida saludables como una alimentación balanceada y la actividad física.
Más allá de las dietas o el ejercicio hay que poner la lupa en qué ocurre en nuestro organismo, qué hormonas lideran este tipo de procesos y cómo se pueden conseguir mejores resultados.
Prevenir un aumento de peso por la insulina
Los efectos de la insulina en el aumento de peso no tienen por qué ser determinantes si se implementan hábitos de vida saludables.
La Mayo Clinic ofrece una variedad de opciones para aquellos que están en tratamiento con insulina y desean bajar o mantener un peso adecuado.
Registro de las calorías: si bien la idea no es obsesionarse con las calorías que se consumen, la institución recomienda consumir menos calorías de las que necesitas y para esto es importante ir donde un profesional de nutrición. Está comprobado que el consumo de frutas, verduras y cereales integrales favorecen una alimentación sana.
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Planificar comidas: planear lo que vas a comer durante la semana, pensando platos con ingredientes nutritivos con una buena mezcla de almidones, frutas, verduras, proteínas y grasas saludables, es esencial para cuidar de tu peso, tanto si estás en un tratamiento de insulina o simplemente quieres bajar de peso.
Reducir el tamaño de las porciones: regular la cantidad de comida es esencial. Para disminuir las porciones, comienza con pequeños pasos: no comas un segundo plato y bebe agua en lugar de bebidas con alto contenido calórico como gaseosas o jugos con azúcar.
No te saltes comidas: intentar reducir calorías saltando comidas es riesgoso, ya que es posible que el cuerpo te pida más comida (y no tan sana) si tienes muchísima hambre. Además, puede causar niveles bajos de glucosa si no se ajusta la dosis de insulina.
Hacer actividad física: mantener el cuerpo activo permitirá que quemes calorías y así no se almacenará tanta azúcar en el torrente sanguíneo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, en los adultos entre los 18 a 64 años.
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Las actividades pueden ser montar en bicicleta, hacer ejercicios aeróbicos en el agua, bailar o trabajar en el jardín (si le gusta la jardinería). Es importante consultar con un médico los ejercicios que se ajusten a ti, ya que algunas predisposiciones médicas pueden limitar ciertos ejercicios. Sin embargo, mover el cuerpo resulta beneficioso para la salud e influye de manera determinante en el peso.
Por último, existen otras alternativas como medicamentos para la diabetes que ayudan a regular los niveles de glucosa en la sangre, bajar de peso y a disminuir la dosis de insulina.
De los más conocidos en la actualidad son la liraglutida (Saxenda) y la semaglutida (Ozem-pic) que se usan con éxito para personas con obesidad y sobrepeso.
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