Existen varias vacunas contra esta patología que protegen de distintos tipos de bacterias, entre ellas la antimeningocócica, la que protege contra el Haemophilus influenzae de tipo B y la antineumocócica.
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No obstante, hasta septiembre de 2020, solo cuatro países de América han incluido una vacuna contra el meningococo en sus esquemas de vacunación de rutina: Argentina, Brasil, Chile y Cuba.
“Muchos casos y defunciones son prevenibles mediante la vacunación, pero la lucha para derrotar la meningitis está rezagada respecto a otras enfermedades inmunoprevenibles. Además, esta situación se agravó con la caída en las tasas de coberturas de inmunización a escala global ocasionadas por la pandemia de la COVID-19”, añadió el experto.
Si bien la meningitis afecta a personas de todas las edades, los niños pequeños son los más expuestos, y la mitad de los casos y defunciones se producen en menores de cinco años.
Asimismo, otro de los grupos de riesgo son los adolescentes y en adultos jóvenes, por ello se recomienda la vacunación especialmente en esta población.
En Colombia la vigilancia del comportamiento de la meningitis bacteriana se ha fortalecido, permitiendo desencadenar acciones de intervención en la mayoría de los casos. Sin embargo, se notifican otros agentes bacterianos como Staphylococcus aureus, Streptococcus agalactiae, Listeria monocytogenes, entre otros.
De hecho, cifras del Instituto Nacional de Salud (INS) indican que en Colombia en el periodo epidemiológico VIII se han registrado 406 casos de la enfermedad, de los cuales, tan solo en la semana 38 del calendario epidemiológico 2021 se han notificado 60 casos de personas infectadas.
Por último, el doctor Tresierra advierte que, aunque la mayor cantidad de muertes por esta enfermedad se producen en el cinturón de la meningitis del África subsahariana, sigue siendo una amenaza para las Américas. “Actualmente, la verdadera carga de la enfermedad meningocócica es subestimada en la mayoría de los países de la región, por registrar pocos casos. Sin embargo, debe ser considerada como una patología de alto riesgo, tanto por la rapidez con la que evoluciona como por sus consecuencias”.
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