Según la Asociación de Auxiliares Aduaneros del Táchira (Asoata) cuando se hace una importación legal, la mercancía viene amparada con un documento denominado certificado de origen, el cual tiene la ventaja de suscribirse al Acuerdo Parcial de Alcance Parcial entre Colombia y Venezuela N.º 28 (Aapecol 28).
De acuerdo con la explicación de Nelson Urueña, presidente de Asoata, con acuerdo con la Aapecol 28, los productos colombianos, llegarían sin el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de Colombia, lo que significa una reducción del precio del 19%, por lo que dijo que, no es cierto que las mercancías que pase por los procesos de aduanas lleguen más costosas.
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Muchos comerciantes informales y formales de la región tachirense han manifestado dudas en cuanto a los costos que podrían sumársele a los productos de importación por las vías legales.
Antes del 26 de septiembre, al Táchira las mercancías llegaban a una buena parte del país saltando las normas sanitarias, y algunos productos eran falsificados o reempaquetados y transportados de forma indebida, poniendo en riesgo la salud pública de los venezolanos, pero mediante los mecanismos legales se evitarían tales riesgos.
El aduanero señaló que del lado venezolano solo pagarían la tasa de aduana de 1% y el IVA venezolano de 16%, pero Urueña resaltó que hay una cantidad de rubros que tienen una ventaja de exoneración, y en el caso de alimentos de consumo humano o animal no tendría un impuesto ordinario, en vista que es originaria de Colombia y se supone que posee certificado de origen.
“Sería solamente sumarle los costos de agenciamiento colombiano, el almacenaje, el cruce de frontera, el agenciamento venezolano, almacenaje y el despacho”, detalló el presidente de Asoata.
Los auxiliares aduaneros del Táchira exponen que los “empresarios” que estaban transportando alimentos en grandes cargamentos por las trochas a través del código del protectorado, de igual forma pagaban almacenajes de lado colombiano en fincas, caleteros que pasaban la mercancía por el río, y almacenajes en fincas del lado venezolano, aunado a comisiones que debían pagar a diversos grupos.
“Si sumamos todo eso, es más barato traer por el puente que traer por esos lugares”, explicó el aduanero.
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Urueña expuso que es posible que algunos empresarios al principio sientan que la importación es onerosa debido a los trámites de permisos, pero si se toma en consideración los años que le puede durar el permiso, luego la dinámica se simplifica al despacho.
A medida que los empresarios vayan adecuándose a las dinámicas de importación y exportación por esta frontera, se estima que en enero de 2023 se estén manejando otros volúmenes de cargas, en vista que hasta ahora se han registrado cerca de 50 operaciones aduaneras desde el 26 de septiembre, por lo que esperan que lleguen a tener para el primer trimestre unos 200 cargamentos.
El experto en comercio exterior, Vladímir Tóvar, especificó que el Aapecol 28 fue suscrito en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), del cual Venezuela y Colombia forman parte, al igual que el resto de los países de sur América y México.
Este acuerdo exonera del pago de impuestos a las mercancías que provienen de países lo suscriben (en este caso Colombia y Venezuela) por lo que gozan de preferencias arancelarias. Ahora, si la mercancía no es originaria de Colombia, aplican los impuestos de importación, bajo un tratamiento de terceros países.
Además, cada importación tiene una estructura de costos (valor de mercancía, gastos de trámites de aduana, almacenaje y permisología en Colombia), el importador para hacer aduana de importación tiene que hacer el pago de impuestos de importación, en caso de que no tenga preferencia del acuerdo de alcance parcial, recalcó Tóvar.
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