Los grupos armados ilegales están reclutando menores de edad a través de las redes sociales, sobre todo por TikTok, es la principal alerta de un informe de inteligencia de la Policía Nacional que documentó las estrategias de los grupos criminales para llevar a niños y jóvenes a sus filas.

Hábilmente, han ido desplazando las prácticas tradicionales de arrebatar a las malas a los menores del seno de sus hogares para atraerlos, hasta atraparlos con llamativo contenido multimedia.

“¿Quieres generar ingresos para tu familia? Estamos buscando a una persona para que cuide ganado”, son algunos de los mensajes con los que captan la atención de los usuarios de las redes.

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La trampa es tan mortal como invisible. Los subversivos además comparten los que serían los placeres o beneficios de incorporarse a la vida criminal. Fiestas, licor, vehículos, paisajes, viajes y una aparente normalidad hacen parte de la estrategia para atraer a sus víctimas.

Sin acudir a contenido explícito logran llamar la atención, expandiendo sus redes no solo criminales, ahora también a los entornos sociales.

El informe de inteligencia detalla que existen al menos 63 cuentas, algunas hasta con 231 mil seguidores y 2.6 millones de interacciones. Allí, publican imágenes y videos para hacer llamativas las actividades bélicas y el cultivo de coca.

Tienen perfiles definidos, los más atractivos y denominados ‘presa fácil’ son los desertores escolares, de entornos disfuncionales, en asentamientos ilegales, indígenas o en altos índices de pobreza.

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La situación es tan grave que en las últimas horas la Defensoría del Pueblo elevó a categoría ‘extrema’ el riesgo de los menores de edad en las zonas rurales del suroccidente colombiano.

Están cada vez más cercados y sin posibilidades de escapar. Para estas poblaciones, sobre todo las que están en la frontera entre los departamentos del Huila y el Cauca, las posibilidades se reducen al reclutamiento o desplazamiento, según la propia Defensoría.

Las cifras

La cantidad de niños y niñas reclutados difiere según la fuente de información. Por un lado, la Policía reporta que son 101 y por el otro la Defensoría habla de 159 casos este año.

La cifra varía, pero no la gravedad de lo que está pasando en el país. “El rango de edad está entre los 11 y 17 años”, dice la Defensoría.

La fuerza pública confirmó además que en la actualidad el epicentro de esta práctica violatoria de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario es el departamento del Cauca con 47 casos, seguido por los departamentos de Nariño (7 casos), Caquetá (6), Tolima (5) y la ciudad de Villavicencio (5).

Sin embargo, las redes sociales no son la única modalidad de incorporación forzosa, en total son siete identificadas por la Policía: ofrecimientos económicos-les prometen hasta dos millones de pesos de salario-, capitalización del arraigo e incidencia en las comunidades, exploración sexual, vínculo familiar o amistad, entre menores y fotografías de menores con prendas militares.

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La institución destaca que sobre los menores ya reclutados, los superiores ejercen control bajo la imposición del poder, obligándolos a traer a otros a la organización bajo las llamadas “cuotas” para el sostenimiento de la estructura criminal.

Además, las guerrillas y disidencias han logrado expandir sus centros de entrenamiento cuyas fases contemplan la escuela, definición de roles y finalmente la asignación de la zona donde delinquirán los menores, cientos de los cuales mueren o terminan mutilados en sus primeros combates.

Antes de eso, son sometidas a largas jornadas de trabajo, desde las 4:30 a.m. hasta altas horas de la noche.

Inicialmente, les delegan tareas como el lavado de uniformes de todos los miembros del grupo criminal, actividades de cocina, hacer guardia, tareas de logística, mensajeros de extorsiones, hasta que son llevados a la batalla.

Los principales responsables de estos actos son el Estado Mayor Central, la Segunda Marquetalia y el ELN.

*Con información de El Colombiano

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