Sumo cuidado debe tenerse al proceder a redactar el articulado que pretende reformar la educación superior en Colombia, pues el director del Icetex propugna porque se establezca un modelo en donde se reduzca la financiación de cupos para que los estudiantes de escasos recursos puedan acceder a las instituciones privadas, y más bien dedicar esas partidas para apoyar los programas de posgrado en el exterior.
No podemos perder de vista que, de un total de 2,4 millones de estudiantes, 1,1 están en la educación privada, y que el Estado no tiene capacidad para poder asimilar en el corto tiempo a los estudiantes que aspiran a cursar sus planes de estudios, pues ampliar las coberturas, no solo requiere de enormes inversiones locativas, sino de refuerzos importantes y costosos en personal calificado y en herramientas de aprendizaje.
Por otro lado, es importante recordar que un estudiante de universidad pública cuesta mucho más que uno de una privada, y que en estas condiciones lo que se podría llegar a ocasionar sería una limitación de acceso a la educación superior, escenario en el cual llevarían las de pagar los más débiles.
La misma ministra Aurora Vergara, ha dicho que con los esfuerzos que se tienen previstos, las universidades públicas podrían recibir 150.000 estudiantes adicionales en los próximos cuatro años, lo que constituye una cifra baja, y sobre la cual no existe seguridad de su cumplimiento, pues no podemos olvidar que se acaba de decretar la gratuidad para los estudios en instituciones universitarias públicas, lo que hace pensar en que es necesario cubrir el déficit que se presentará en los presupuestos de esas universidades, al no poder hacer los recaudos acostumbrados.
Se estima que en la actualidad más de un millón de jóvenes no tienen acceso a la educación superior, lo cual es un indicador preocupante, que no puede solucionarse si no es aprovechando al máximo la capacidad ya instalada, y desde luego asociándose con las universidades privadas, que están en condiciones de ofrecer cupos por debajo de lo que le cuestan al Estado.
De otro lado, es importante ofrecer alternativas a quien quiera educarse, no solo por la variedad de programas, sino por la misma calidad, y desde luego también por el ambiente de estudios, pues no se puede perder de vista que los constantes conflictos en las universidades públicas, terminan alimentando la deserción por las dolorosas interrupciones en sus ciclos académicos, que dicho sea de paso, ya no se presentan en ninguna parte del mundo tal como se observa aquí, en donde además esas manifestaciones van acompañadas de destrucción de edificaciones y de elementos valiosos para los fines educativos.