América Latina combatirá de manera unida y articulada los delitos que más afectan la región: narcotráfico, incluidas drogas emergentes como el fentanilo, cibercrimen, delitos ambientales, migración irregular y trata de personas, secuestro, extorsión, contrabando, hurto de celulares y autopartes, el fenómeno del ‘gota a gota’ y la instrumentalización de niños, niñas y adolescentes.
Esta es la principal conclusión del Primer Encuentro de Directores de Policía de América Latina, que culminó el pasado jueves en Bogotá con la puesta en marcha de una inédita Estrategia de Seguridad Regional, cuyo objetivo fundamental radica en prevenir y contrarrestar estas manifestaciones del crimen organizado y sus finanzas ilícitas, que pasaron de ser una preocupación local a convertirse en una problemática transnacional.
La cumbre, planeada por la Policía Nacional de Colombia, bajo el liderazgo del presidente, doctor Gustavo Petro Urrego, y el ministro de Defensa, doctor Iván Velásquez Gómez, contó con la activa participación de nueve directores de policía: comandante general Andrés Severino (Argentina), comisario Andrei Augusto Passos (Brasil), general Ricardo Alex Yáñez y prefecto general Sergio Muñoz Yáñez (Chile), general de distrito César Augusto Zapata (Ecuador), comisario general Carlos Humberto Benítez (Paraguay), general Jorge Luis Angulo (Perú), comisario general José Manuel Azambuya (Uruguay) y este servidor.
También lo hicieron embajadores, representantes de la Guardia Civil Española, la Policía Nacional de ese país, agregados policiales acreditados en Colombia, más delegados de diferentes organismos internacionales, como la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), Comunidad de Policías de América (Ameripol) y otros.
El evento, caracterizado por la hermandad, la confianza y un enfoque propositivo, contó con la participación de delegados de las principales agencias de Estados Unidos, entre ellos el subdirector de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL), Hegerle Lance; el director de la DEA para la Región Andina, Eugene L. Crouch, y el jefe de la Unidad de Contrabando de Personas Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), José L. Semidey,
Esta Estrategia Regional es el resultado del análisis, debate y aporte de cada uno de los integrantes, distribuidos en cuatro mesas de trabajo, quienes concluyeron que una de las prioridades consiste en articular capacidades y esfuerzos entre los países y sus cuerpos de policía para producir información estratégica y operativa que permita conocer las tendencias criminales y el modus operandi de las estructuras de crimen organizado en la región.
Además de producir esta información, la estrategia contempla diseñar y ejecutar operaciones regionales conjuntas, con la respectiva apertura de procesos investigativos, persecución de finanzas criminales y sus activos y elaboración de carteles de fugitivos, con notificaciones de búsqueda por parte de Interpol.
A nivel fronterizo pondremos en marcha un plan especial de control en puntos estratégicos y vulnerables, que vienen siendo utilizados por el crimen organizado para el tráfico de drogas, armas, flora y fauna, contrabando de mercancías y en el aprovechamiento de la migración irregular y trata de personas para obtener réditos e incluso instrumentalizarlas con fines delictivos.
Los Directores de Policía, además, acordamos consolidar un plan de capacitación tecnológica y científica, entrenamiento y conformación de un banco con lecciones aprendidas y buenas prácticas.
Y para asegurarnos que la naciente iniciativa cumpla con los compromisos adquiridos, en los próximos 15 días los subdirectores o subcomandantes de los cuerpos de policía sostendrán una primera reunión articuladora y en marzo se efectuará el Segundo Encuentro de Directores, en Santiago de Chile.
Sin duda alguna, la hoja de ruta trazada al término del Primer Encuentro de Directores de Policía de América Latina está llamada a perdurar en el tiempo y convertirse, bajo el liderazgo de la Comunidad de Policías de América (Ameripol), en la mejor estrategia regional para combatir con la mayor contundencia el crimen organizado y así responder a los clamores de una ciudadanía cada vez más exigente con sus cuerpos de policía.