La comunidad de Barrio Nuevo se encuentra dividida debido a la tala de un gigantesco samán, ubicado en la avenida 23 junto al polideportivo del sector, vía a Belén. La polémica cobró fuerza cuando apareció una valla política en una de las casas que estaba detrás de donde creció el tronco.

Algunos de los residentes manifestaron su descontento con el hecho y consideraron que este había sido con fines políticos y que el árbol, además de dar sombra y alivio ante los rayos calientes del sol, es un daño a la naturaleza porque ellos brindan gran parte del oxígeno del planeta.

“Siempre hacen lo que se les da la gana y después nos quejamos del intenso calor. Un árbol produce oxígeno para diez personas”, comentó una vecina del lugar ante el suceso.

Jorge Celis, presidente de la Junta de Acción Comunal de Barrio Nuevo, afirmó que el árbol se había talado porque las ramas estaban levantando el piso y que incluso estaban a nada de llegar a la carretera.

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Los niños y adultos mayores que caminaban alrededor del árbol terminaban tropezando por las elevaciones y huecos  del suelo, dijo el dirigente comunal.

Otro problema eran las ramificaciones del árbol pues entraban por el techo del polideportivo y sus hojas tapaban las canaletas del mismo “cuando medio llovía toda el agua se metía y dejaba todo el escenario inundado, los niños ni los jóvenes podían jugar en la cancha”, dijo Celis.

También varios habitantes del sector señalaron que estaban aburridos con el desorden que se formaba ya que las hojas se metían en sus casas y tenían que hacer aseo a cada momento.

“La gente a cada rato me decía ¿cuándo van a talar ese árbol? ¿Qué pasa con el árbol? ¿Y el árbol?” afirmó el líder la junta de acción comunal del barrio”.

A pesar de la división presentada en la comunidad, hay habitantes del sector a quienes no les importó si se taló el árbol o no, ya que según ellos no tienen ni voz ni voto y esas acciones las toma la Junta de Acción Comunal.  “A mí ni me va ni me viene, después de todo no afecta mi negocio ni a mi familia”, indicó un vecino cerca al sitio donde estaba el gigantesco samán.

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El día del hecho

La tala del samán fue solicitada en febrero por la Junta de Acción Comunal de Barrio Nuevo a nombre de Jorge Celis, quien también fue quien contrató al experto encargado de cortar el tronco.

Durante el suceso varios habitantes observaron con alegría y otros con enojo, tanto que uno de ellos decidió llamar a la policía para poner fin a este hecho. Sin embargo, Celis contaba con el permiso de la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), entidad que dio su autorización para llevar a cabo la acción.

Dentro del radicado expedido por la entidad, se señaló que el árbol había sido  talado debido a: “se observan afectaciones por hongos o bacterias. Se evidencia gran afectación en los andenes, losas del piso de ingreso al polideportivo, daño en las canaletas de agua por las ramas (…) tiene un gran capa de frondosidad que es afectada por vehículos de gran tamaño, evidenciando daños en algunos troncos partidos”.

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Lo expresado por Corponor dejó ver a varios residentes del barrio que la tala del árbol había sido realizada de manera justa y leal.  “El árbol estaba enfermo, con bacterias y estaba dañando la vía, por eso la Junta de Acción Comunal tuvo que solicitarla. El concejal Oliverio Castellanos no tuvo nada que ver”, dijeron.

Celis expresó que a pesar de la tala del árbol, aún quedaba un compromiso con la organización ambiental nortesantandereana y era la siembra de una nueva especie, no riesgosa. “Esta semana voy a comunicarme con un ingeniero para que me diga cuál árbol debo sembrar, uno que sea más agradable, más bonito, uno que no afecte ni dañe el piso”.

El árbol fue talado en 7 trozos que ahora reposan en la calle, su raíz aún sobresale en el terreno y sus hojas se encuentran amontonadas en un poste cercano lleno de basura y desechos de la gente.

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