En Norte de Santander, la pobreza multidimensional creció 2 puntos porcentuales (p.p.) en 2023, pues, la cifra pasó de 18,5% (2022) a 20,5%, lo que significa que 2 de cada 10 habitantes tienen varias privaciones, las cuales no les permiten gozar de calidad de vida.
De acuerdo con los datos entregados por la directora del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Piedad Urdinola, el Indicador de Pobreza Multidimensional (IPM) tuvo un retroceso, porque este bajó 6,2 p.p. en 2022, respecto a 2021.
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En ese sentido, alrededor de 6.500 personas del departamento cayeron el año pasado en este tipo de pobreza, para un total aproximado de 324.000 habitantes bajo esa situación económica.
Según la información dada por Piedad Urdinola, la región fronteriza fue la quinta con más aumento, después de Vaupés (8,6 p.p.), Guainía (5,6 p.p.), Guaviare (3,7 p.p) y Tolima (2,4 p.p.), con cifras de 55,7%, 52,1%, 30,6% y 12,9%, respectivamente.
Por jefe de hogar, el indicador es más alto en las familias con jefatura femenina (22,3%) que con masculina (19%), es decir, una brecha de 3.3 p.p. El territorio aumentó la incidencia de privaciones en 9 de las 15 variables tenidas en cuenta en el informe.
¿Qué sucedió?
El economista Juan Diego Peña indicó que el IPM en el país ha caído desde 29,7%, en 2010, hasta 12,1%, en 2023, por diferentes dinámicas que han permitido estabilidad macroeconómica, crecimiento e inversión social, lo cual ha llevado a que haya menos privaciones en salud, educación, vivienda o empleo, que hace 15 o 20 años.
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“Lamentablemente varios de esos logros están en riesgo por la incertidumbre, la caída de la inversión, el bajo crecimiento económico y, sobretodo, los cambios que ya se empiezan a dar en el sistema de salud”, agregó el experto.
En lo que respecta a Norte de Santander, Peña reconoció que hay retrocesos en algunas variables, lo que va en contravía de la disminución que tuvo el índice a nivel nacional.
Explicó que, de igual forma, si bien el departamento tuvo alguna mejora en informalidad laboral, esta sigue siendo muy alta.
Pero, ¿por qué más habitantes cayeron en esta condición de pobreza? A esta interrogante, el economista respondió que se debió principalmente al deterioro en indicadores relacionados con educación y vivienda, particularmente por hacinamiento crítico, es decir, hogares donde hay más de tres personas por habitación.
“El sector constructor lleva un par de años advirtiendo sobre el bajo dinamismo en vivienda para estratos bajos y las afectaciones que se han tenido por cambios en el programa de Mi Casa Ya. En varios municipios del país se han implementado programas de estímulos locales para fortalecer este importante sector que, además de generar empleo, facilita el acceso a viviendas dignas a las personas de menores ingresos”, concluyó Juan Diego Peña.
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Privaciones por hogar en Norte de Santander
- Analfabetismo: 9,6% (+0,9 p.p.)
- Bajo logro educativo: 49,8 (+1,9 p.p.)
- Barreras a servicios para cuidado de la primera infancia: 8,0% (-0,6 p.p.)
- Barreras de acceso a servicios de salud: 1,0% (-1,1 p.p.)
- Desempleo de larga duración: 10,7% (+1,4 p.p.)
- Hacinamiento crítico: 15,1% (+3,5 p.p.)
- Inadecuada eliminación de excretas: 4,9% (-0,5 p.p.)
- Inasistencia escolar: 4,7% (-0,1 p.p.)
- Material inadecuado de paredes exteriores: 5,6% (+2,5 p.p.)
- Material inadecuado de pisos: 6,0% (+2,3 p.p.)
- Rezago escolar: 28,2 (+0,4 p.p.)
- Sin acceso a fuente de agua mejorada: 11,7% (-0,9 p.p.)
- Sin aseguramiento en salud: 13,1% (-3,8 p.p.)
- Trabajo infantil: 2,2% (+0,4 p.p.)
- Trabajo informal: 84,5% (+1,3)
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