El crédito ha tenido una evolución en el país. En el 2010, según información de Asobancaria, la cartera por este rubro en el país era de $179 billones de pesos y en el 2020 llegó a $524 billones de pesos; lo que se traduce en una multiplicación por tres en la última década.
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El crecimiento en el uso de esta herramienta financiera ha sido generalizado en todos los niveles socioeconómicos. Si bien hace años se asociaba el crédito bancario con A los estratos sociales altos del país, ahora es transversal a todos los estratos. Según Experian Datacrédito, el 70,4 % de los préstamos son otorgados a personas estrato 1, 2 y 3; siendo los dos primeros estratos los que más crecen.
Estos cambios en el comportamiento se deben al acceso que han dado al crédito compañías como RapiCredit, fintech de lending con ocho años de operación en Colombia, quienes han enfocado sus esfuerzos en entregar hasta ahora más 1’500.000 de préstamos, de manera online, a las personas de menos recursos, convirtiéndose en una de las compañías de mayor capacidad de originación incluso comparada con la banca.
Según Daniel Materón, CEO de RapiCredit, “el uso del crédito ha llegado a poblaciones donde solo la oferta del paga-diario era su única opción, y se ha convertido en una opción permanente a través de la cual, no solo resuelven sus necesidades sino también construyen un historial crediticio, base para la incorporación a todo el sistema de consumo a partir del crédito en Colombia”.
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Una parte importante del crecimiento de los créditos en el país, sobre todo apalancado en soluciones fintech, se debe a la ruptura de las barreras que le había impuesto la banca tradicional. Fintech como RapiCredit tienen la capacidad y el objetivo de otorgar créditos a personas con recursos limitados, que antes se financiaban a través de fuentes no reguladas. Ahora, con esta solución, cuentan con el respaldo legal del sistema financiero nacional.
Para este año se calcula que el crecimiento de la cartera en el país se mantendrá en el orden del 8%, como lo fue durante la última década. Sin embargo, factores como el aumento de la tasa de usura podría golpear el consumo de crédito durante el 2022.
A pesar de los choques macroeconómicos, producto de las dinámicas actuales a nivel mundial, el crédito en Colombia tiene una proyección al alza y espera seguir consolidándose como una herramienta financiera para toda la población.
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