En el último año, la situación económica de los hogares de Norte de Santander no mejoró respecto a 2022, pues, al analizar su percepción sobre sus ingresos mensuales, al 40,7% de los jefes de hogar no les alcanzan los recursos para cubrir sus gastos mínimos, es decir, alimentación, vivienda, servicios públicos, entre otros.
Así se desprende de la Encuesta de Calidad de Vida 2023 (ECV), entregada hace algunos días por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la cual reveló un panorama alarmante, porque, respecto al mismo sondeo de 2022, la variación fue de -0,3 puntos porcentuales (p.p.), pues, esa cifra era de 41,0%, por lo que se mantuvo el nivel.
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En el departamento, 209.198 familias, de las 514.000, viven bajo esta situación.
En cambio, 286.812 sí logran cubrir sus necesidades básicas con el dinero que ganan. Esta participación pasó de 54,4% (2022) a 55,8%, un aumento de 1,4 p.p.
Aunque es mínima la cifra, también hay un sector de la población que cubre más que sus gastos mínimos con sus ingresos de cada mes. Esos jefes de hogar son 17.990, los cuales representan el 3,5%, Sin embargo, llama la atención que este número bajó, porque un año atrás era de 4,6%, o sea, había 23.184 familias.
Esta realidad se suma a que, de acuerdo con la ECV, un cuarta parte de los núcleos familiares de la región cree que dentro de 12 meses la situación será peor o mucho peor (25,8%). Un 52,1% piensa que será igual y tan solo el 22,0% dice que será mejor o mucho mejor.
San Andrés (74,7%), Risaralda (60,6%) y Santander (60,4%) son las tres regiones con más hogares a los que les alcanza lo que ganan mensualmente para cubrir sus gastos mínimos.
Urgen planes a largo plazo
Para el economista Alexander Botello, los resultados de la encuesta del DANE son el desenlace de años en el comportamiento de las variables que la ocasionan, como el desempleo, la alimentación, la cobertura y la calidad de la salud, educación y saneamiento básico, entre otros.
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Expresó que de la valoración subjetiva del jefe de hogar es importante señalar que la cifra de los que se perciben pobres (50,9%) es mayor a la de los que considera que no les alcanza para cubrir los gastos mínimos (40,7%).
“Si se compara con los datos objetivos como pobreza monetaria o multidimensional, los nortesantandereanos se consideran más pobres de lo que reflejan las cifras objetivas de la pobreza multidimensional, pero más cerca de la pobreza monetaria, lo cual puede tener sentido desde la óptica de percepción, toda vez que, los ‘gastos mínimos’ pueden ser solventados por el nivel de ingresos que se relaciona más con la pobreza monetaria”, explicó Botello.
El investigador y docente universitario añadió que la pequeña reducción de la pobreza en los últimos datos presentados por el ente puede obedecer a que ya se está regresando a las cifras de antes de pandemia, que presentaban resistencia a reducciones significativas.
Alexander Botello sostuvo que las estrategias que se implementen para cambiar este panorama deben ser planeadas a largo plazo, que supere los tiempos administrativos, tanto de alcaldías y gobernaciones. De lo contrario, los esfuerzos serán atomizados y de bajo o relativo impacto.
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El experto apuntó que la alternativa que tienen las autoridades gubernamentales es un mayor nivel de gasto social en programas, como subsidios para aumentar el ingreso de los hogares (forma indirecta), o en planes más estructurales (forma indirecta) que aborden, por ejemplo, el trabajo informal, el bajo logro educativo y la deserción escolar, que son las tres variables de mayor privación en los hogares de Norte de Santander.
El dato
Según el DANE, las tres principales dificultades económicas que enfrentaron las familias, en Colombia, en el último año fueron: el atraso en el pago de servicios públicos (8,2%), el jefe o jefa de hogar perdió su empleo (5,1%) y el atraso en el pago de la vivienda (4,2%). El 81,5% de los hogares no tuvo ningún choque económico.
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