Peor resultó siendo el remedio que la enfermedad, en Cúcuta, para el suministro de los medicamentos a los usuarios de una de las EPS que tuvo problemas con el dispensario que venía utilizando en el país y luego decidió pasarse a otro que atiende a pacientes de otras dos EPS.

De lógica, la llegada masiva de nuevos usuarios hizo colapsar la capacidad instalada y operativa, llevando a generar inmensas colas de personas que llegan a buscar el despacho de sus fórmulas.

Lo sucedido demostró, una vez más, que no se trata solamente de buscar una alternativa para solucionar un problema, sino que deben tenerse presente los inconvenientes que sobre el servicio ocasiona una sobredemanda como la que se está viendo en el único dispensario de  Audifarma, en la capital de Norte Santander.

A esa entidad llegaron ahora quienes hacen parte de Sanitas, hecho que ocasionó el incremento de las solicitudes de entrega de medicinas, pues por allá también van quienes están en la Nueva EPS y en Compensar.

Aquí faltaron planeación y una acciones de  contingencia, a sabiendas de que algo así podía suceder, porque era lógico que ni el mismo personal ni las instalaciones iban a tener las condiciones para atender adecuadamente esa multiplicación de solicitudes, que obviamente hizo que en la calle se notara la inmensa fila de personas a la espera del turno para el despacho de las recetas dadas por los médicos.

Además resulta que también han venido por medicinas, pacientes de otras localidades de Norte de Santander, haciendo hace más crítica la situación, a la que se suman los famosos inconvenientes de que se cayó el sistema, por ejemplo.

Resultó llamativo el caso dado a conocer por La Opinión de una señora que lleva cuatro días intentando reclamar una crema y no ha podido, en medio de las grandes cantidades de gente que busca una solución.

Si las autoridades nacionales y locales de salud, sabían por las informaciones de los medios, que existían inconvenientes entre Sanitas y Cruz Verde para seguir con la entrega de medicamentos, por qué razón no hubo un plan para evitar lo que está sucediendo.

Ese es uno de los cambios inmediatos que se deben dar para mejorar la atención a los pacientes en el sistema de salud, con el propósito que la búsqueda de los medicamentos no se les convierta a  los pacientes en un calvario y en una dolorosa espera, porque cuando no los hay, entonces deben esperar horas y horas al sol y al agua por hechos como el comentado.

Tiene que haber una regla que si ese tipo de dispensarios recibe más de determinado número de usuarios, es necesario que tenga más sedes y sucursales en otros municipios,  para la humanización de este servicio.

Este asunto en específico hay que someterlo a ajustes y escuchar voces como esta de usuarios en la fila: “Estamos exigiendo que habiliten otra farmacia para que nos eviten permanecer en colas de 300 personas por mucho tiempo”.

Se requiere de la Superintendencia de Salud y el ministerio del ramo le pongan remedio a este tipo de inconvenientes, que por el paso del tiempo se han convertido en elementos que han deteriorado la calidad del servicio de salud en el país. 

Pero es válido igualmente cuestionar si hubo o no gestión de parte del Gobierno Nacional para salirle al paso a este  caso concreto y demostrar que los cambios irían en todas las direcciones y sin tantos trámites o anuncios, sino con soluciones prontas y eficaces, que aquí no aparecieron.