La espeluznante historia del secuestro de un bebé de un mes de nacido, que se inició en el centro de Cúcuta, terminó al mediodía de ayer, cuando un taxista que se movilizaba por las calles del barrio Colorados, en Bucaramanga, alcanzó a oír los llantos de un infante, desde una caja de cartón.
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Al detener su vehículo y prestar más atención al inusual ruido, se percató de que se trataba del bebé que era buscado por las autoridades desde la noche del lunes, cuando Liliana Molina se lo llevó hacia la capital de Santander.
El conductor quedó atónito cuando vio que era el indefenso pequeño, desprotegido y abandonado a su suerte. De inmediato reportó el hallazgo de la criatura a las autoridades y todo un equipo de agentes del Gaula de la Policía se trasladó hasta el lugar para iniciar las pesquisas.
Las labores de inteligencia de los investigadores establecieron que la persona que lo habría secuestrado, que se dedica a la explotación sexual en el centro de Cúcuta, abordó un bus intermunicipal desde Los Patios y así llegó hasta Bucaramanga.
Según la Policía, a través de un video de las cámaras de seguridad, quedó registrado el momento en el que la mujer, junto con el bebé se bajó del bus en el parque del Agua.
El último rastro que tuvieron las autoridades fue en la vía a Morrorico. El Gaula ya le seguía los pasos a esta persona para tratar de encontrar al niño, por lo que se percató de que merodeó por el sector de Los Lagos y luego en Morrorico.
“Al sentir la presencia de la Policía, esta mujer abandonó al bebé en una caja de cartón en el sector de Colorados”, informó el coronel Óscar Jaramillo, comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, en rueda de prensa desde el Hospital del Norte, donde ayer era atendido el pequeño por los médicos.